Eduardo Iglesias, Susana Chillida y Mercedes Milá, ayer en Hauser & Wirth. | Ariadna M.M.

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Susana Chillida explica en «Una vida para el arte. Eduardo Chillida y Pilar Belzunce, mis padres» que el famoso escultor sabía darle sentido al momento concreto del presente y eso se descubre en su obra. Ayer, la presentación de este libro, en la sala de entrada a la galería Hauser & Wirth, con una de sus grandes obras de fondo, fue uno de esos momentos en que la voz de Chillida, el artista, el hombre y el padre, pudo escucharse de forma clara, a través de la puerta literaria que ha abierto su hija.

Mercedes Milá presentó el libro y descubrió como fue creciendo esta obra hasta su publicación. Susana Chillida explica la forma en que afrontó las entrevistas con su padre, para permitirle expresar cosas que nunca había dicho. La autora siempre habla de los tiempos lentos una actitud que comparte con su padre artista, mientras que su madre, también protagonista, era una mujer de acción, la que aceptó el riesgo de un futuro marcado por el arte cuando cuando respondió a la invitación «si tu me sigues...».

El novelista Eduardo Iglesias, marido de Susana, valoró ayer la calidad literaria de la obra y «la valentía enorme» de su autora por enfrentarse a una parte autobiográfica.

Además, el libro permite que la obra de Chillida cobre sentido a los ojos del lector. Susana explicó que un tiempo estuvo alejada del arte, pero después y también con el libro ha comprendido lo que decía su padre sobre que «hay que escuchar a la materia porque la materia habla». Mercedes Milá explicó que la lectura «te impulsa a salir corriendo para ver la primera exposición de Chillida que te encuentres». Eduardo Iglesias describió la sensación que le transmite Chillida Leku: «Es como entrar en una catedral».

En la sala llena de la galería de la Illa del Rei había muchos menorquines del mundo del arte y la literatura. Por eso se habló de la huella del escultor en Menorca. Todavía colea la idea de darle una nueva oportunidad a su idea de sembrar una de sus obras en un punto de su finca 4 Vents desde donde se iluminaba un atardecer único.