Zulema Bagur, entre dos de sus obras, en la sala El Taller Túria de Dènia, en la inauguración de la muestra organizada por la Fundaciò Baleària.

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El mar, la escritura y los viajes. Esos son los tres elementos en torno a los que se articula «Connexions mediterrànies», la nueva exposición de la artista menorquina Zulema Bagur.Estamos ante su proyecto más ambicioso de los últimos tiempos, que ha comenzado su itinerancia en Dènia, la primera parada de un largo recorrido, aún por concretar, para 2025 pero que, como no podía ser de otra forma, también visitará Menorca.

Una muestra cuyo origen hay que buscar en la profunda relación que Bagur tiene con el mar, con los recuerdos de «unos veranos maravillosos» en la caseta de vorera con su familia en Sa Mesquida. «Siempre quería ir en barca con los pescadores, pero nunca me dejaron», rememora la pintora, que sostiene que «quedarse con las ganas» posiblemente tenga algo que ver con su posterior pasión por el mundo de los viajes. Algo que queda muy reflejado en su última exposición, nutrida de una gran variedad de paisajes marítimos.

Un buen día, mirando un mapa, empezó a contar los diferentes destinos bañados por el Mediterráneo que había visitado. «Todo surgió de una forma muy orgánica, comencé a reflexionar en ello precisamente mientras viajaba», y así comenzó a tomar forma un proyecto que se remonta a su primer gran destino, Túnez, que visitó tras ganar el Premi Sant Antoni de Pintura en 1996.    «Desde entonces he viajado por muchos lugares, pero siempre me tira el Mediterráneo», confiesa.

Y qué representa ese mar para la artista. «Creo que es toda nuestra vida, influye en nuestra manera de ser, de pensar y de sentir. La luz, la temperatura, el paisaje… Es algo a lo que estoy ligada desde pequeña, para mí es algo personal, muy íntimo, pero también algo que me gusta compartir». Y de ahí nace la colección de pinturas que integran «Connexions mediterrànies», un    proyecto artístico, y también de investigación, aún en proceso, que enlaza las orillas de destinos mediterráneos en los que ha estado, como por ejemplo Mallorca, Eivissa, Dènia, Catalunya, Sicilia, Grecia, Turquía, Líbano, Egipto, Túnez, Argelia, Ceuta, Melilla o Gibraltar, entre otros.

Fusión de pintura, dibujo y collage

Su expresión artística fusiona la pintura con el dibujo y el collage y nos sumerge en un trabajo pictórico de trazos gestuales, vitales y expresivos. En los últimos años, Bagur ha incorporado a su obra plástica parte de los textos y poemas propios como elementos compositivos que  dan pequeñas pistas de los pensamientos que conducen su propuesta    artística. Y así es como la escritura se introduce en su discurso. «Siempre he sido una gran lectora», con una especial inclinación hacia la literatura de viajes, confiesa. «He tenido unos años en los que he escrito mucho, y por eso se ha ido mezclando con la pintura, ha sido una evolución», añade.

En lo estrictamente técnico,  apuesta por jugar con los elementos figurativos «pero con una cierta abstracción», y en el caso de su nueva exposición pretende ofrecer «una doble mirada», la del detalle de cerca junto a la que se obtiene cuando te alejas para tener una visión más conjunta.    Una propuesta que se nutre también de fragmentos de libretas, cartones, mapas, elementos vegetales, telas, pequeños objetos como plásticos, cristales y cuerdas que el mar nos devuelve «y que nos remiten a la tierra y los rastros humanos».

Y en lo que se refiere al mensaje, el título de la muestra habla por sí solo, la de un mar que nos conecta y también nos separa, pero del que se podría extraer «un espíritu mediterráneo conjunto», que es el hilo conductor de su propuesta.