La huella artística de Kenjiro que deja el paso del tiempo se exhibe en Fábrica 40
El artista presenta en Maó ‘L’enfant terrible & donde mueren los días’, una colección con 25 obras y dos líneas de trabajo diferenciadas, aunque conectadas entre sí
El joven artista de Alaior, posando junto a una de las obras que forman parte de la muestra
Tras su estreno en solitario el pasado año con la muestra «1998», el menorquín Kenjiro (Alaior, 1998) vuelve a enseñar sus creaciones en una individual, aunque en realidad podríamos decir que estamos hablando de dos exposiciones en una. El título es «L’enfant terrible & Donde mueren los días», una colección con 25 obras de nueva creación que se alojan en la galería Fábrica40 de Maó.
Confiesa el pintor menorquín que si lo que mostró el pasado año pasado era una colección «más juvenil, divertida y despreocupada», la nueva exposición está enfocada desde una perspectiva «más madura». Y entre medias, ha vivido un proceso en el que dice haber aprendido «más que nunca».
En Fábrica40, donde las obras se podrán contemplar hasta el 21 de este mes, ha dejado que sea la propia naturaleza de la creación la que guíe su camino. En el proceso se ha servido de esos objetos que le rodean en el día a día, dejando que todo fluya de una forma más natural en el momento de crear, explica. «La idea ahora es no darle tanto peso al concepto, pero sí a la técnica y al paso del tiempo».
Y en todo ese camino, en el que siempre tuvo en mente el espacio en el que iba a exhibir las obras, el artista de Alaior descartó varias ideas. «Probé otras tantas que no acabaron de funcionar hasta que me dejé llevar de la propia inercia de crear por crear, sin partir de ninguna idea, ningún concepto... Dejar que el tiempo decidiera qué pasaría con este proyecto», apunta.
Así, el título de la exposición viene dado tras el nombre de dos de sus colecciones independientes, pero que a su vez están muy relacionadas entre sí. En primer lugar, «L’Enfant Terrible» se compone de cuatro obras de pequeño formato que reflejan un mundo interior muy singular en el cual la infancia es la protagonista, un concepto recurrente en su trayectoria muy ligado ahora «con la nostalgia y el costumbrismo».
«Donde mueren los días» lo conforman el resto de obras que nacen de una actitud más natural y orgánica. Según explica el propio Kenjiro, se trata de una serie muy influenciada por el paso inevitable del tiempo y su efecto sobre todas las cosas. Una colección esta última que es fruto de «la espontaneidad» y que se nutre de elementos que están en el día a día del creador y con los que trata de recalcar el mensaje del paso del tiempo.
En ambas colecciones predominan la expresividad plástica y cromática. Las temáticas que encapsulan ‘L’Enfant Terrible & Donde Mueren los Días’, a modo de resumen, ahondan en «la idea del tiempo circular» y cómo los recuerdos afloran a través de la exploración artística.
Así, la muestra, que ha sido comisariada por Mar Villeyra, tiene una visión doble en la línea temporal, «tanto de retrospectiva como de proyección», asegura el artista, quien defiende que aspectos «como el paso del tiempo y la renovación» están directamente relacionados con el lugar donde se exhiben sus obras, «una antigua fábrica de zapatos convertida ahora en un espacio de eventos y ocio». Una conexión que aflora también a través del propósito del artista de revelar la belleza de la decadencia.
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Atontao
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Hace 3 meses
IvanSi la intención del artista era representar un caballo blanco descansando en la hierba, sin buscar transgresiones que no he sabido entender ni artes conceptuales que se me escapan, pido disculpas por mi anterior comentario y animo al muchacho a que siga progresando.
AtontaoSr. Atontao, este caballo que comenta está pintado en aerógrafo (no sé si conoce la laboriosa técnica) y en persona luce mucho más. Le recomiendo pasar por la exposición de este joven artista menorquín.
Supongo que su comentario trata de faltar el respeto innecesariamente, a lo que le repito, antes de juzgar, acuda a ver la exposición.
Espero que también comente con tanta exigencia las exposiciones de los forasters por las que se pagan auténticas barbaridades.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Un saludo
3 comentarios
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IvanSi la intención del artista era representar un caballo blanco descansando en la hierba, sin buscar transgresiones que no he sabido entender ni artes conceptuales que se me escapan, pido disculpas por mi anterior comentario y animo al muchacho a que siga progresando.
AtontaoSr. Atontao, este caballo que comenta está pintado en aerógrafo (no sé si conoce la laboriosa técnica) y en persona luce mucho más. Le recomiendo pasar por la exposición de este joven artista menorquín. Supongo que su comentario trata de faltar el respeto innecesariamente, a lo que le repito, antes de juzgar, acuda a ver la exposición. Espero que también comente con tanta exigencia las exposiciones de los forasters por las que se pagan auténticas barbaridades. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Un saludo
Esto del caballo tiene que ser una broma...