La artista de Ferreries es la segunda creadora que lleva su obra a la Fábrica40, la antigua factoría de calzado Carreras de Maó.

TW
1

Defiende la artista menorquina Tónia Coll que la palabra huir no tiene que entenderse solo desde un enfoque negativo. «Huir puede ser un refugio; el diccionario habla de escapar de un peligro, para mí es un acto de supervivencia, de resiliencia y de reafirmación», aclara cuando charla sobre su última exposición, «Dones que fugen», que actualmente se puede visitar en la galería mahonesa Fábrica40. Espacio con historia, la de una factoría de calzado, que ha abierto recientemente sus puertas como centro cultural.

La artista recibió la invitación para acercar sus creaciones al lugar y al día siguiente ya tenía su propuesta armada en la cabeza. «Es un espacio espectacular, y a mí me encantan los lugares cargados de memoria, aquellos que no son estrictamente una galería de arte», confiesa.

Coll vio enseguida la conexión entre la temática de su producción artística y la antigua fábrica de calzado. «La mente me llevó al cuento de Cenicienta y cómo perdía el zapato en su huida», y a partir de ahí ha armado un relato en el que juega «con las ideas de feminidad y también de insularidad, de mujeres a la fuga que quieren alcanzar el horizonte».

Conceptos que son una constante y confluyen en la trayectoria de la artista, materia en la que sigue investigando desde una perspectiva marcadamente femenina. Un planteamiento que se ha trasladado a la materia en forma de una colección en la que cohabitan instalaciones, con pinturas, dibujos y esculturas. En «Dones que fugen» conviven creaciones ya expuestas en otros montajes, como «La flor i la presó», que en su día exhibió en la Mola, con otras de reciente creación. Todas ellas unidas por un nexo narrativo y un material «muy doméstico, principalmente textiles que provienen de un recuerdo, de la memoria de un lugar».

Y todo ligado a la esencia que desprende la fábrica, muchos de cuyos antiguos objetos han sido integrados dentro del discurso expositivo, como ya hizo recientemente José María de Orbe en la exposición con la que se abrió Fábrica40.

«Me interesa mucho partir de algo muy personal, propio, individual, y después tirar de un hilo narrativo y construir un relato alrededor. Ver la emoción que hay debajo y descubrir cómo puede interpelar a los otros humanos, cómo algo particular se traslada a algo universal».

El discurso de una colección de obras interconectadas, con la huida, tanto física como mental, como tema central de una exposición que se puede visitar cada día (excepto el domingo) hasta el próximo martes, donde la propia artista atenderá al público entre las 19 y las 21 horas.