Son muchos los elementos que diferencian la técnica estenopeica de la digital; el tiempo de exposición, los disparos y el revelado.  | I.S.

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Poder tomar una fotografía siempre había tenido un valor añadido. Con el carrete, se apretaba con menos frecuencia el botón de capturar. Ahora, con un móvil o una cámara digital, ya no existe este racionamiento, o sí.

El Centro de arte y cultura de Ca n’Ángel des Mercadal alberga hasta el 18 de agosto una exposición en la cual el número disparos sí importa. Se trata de la obra de Inés Sánchez, también conocida como Isla, una valenciana que se enamoró de Menorca hace 22 años.

Una técnica con valor añadido

De las paredes de Ca n’Ángel cuelgan fotografías tomadas con la técnica más básica que existe, la estenopeica. No usa ni lentes, ni objetivos. Su cámara es una lata que solo tiene un agujero diminuto por donde entra la luz. Esto es lo que explica Sánchez a los que acuden a ver la exposición. Tiene cámaras de ejemplo para explicar a los visitantes cómo lleva a cabo todo el proceso artístico.

En Es Mercadal están expuestas fotografías de los 22 años que lleva Isla en Menorca. Caracterizadas por ser visualmente «oníricas, poéticas y sugerentes», las que se muestran al público son paisajes y autorretratos. Con faros, rocas, talayots y el mar explora el «concepto de perímetro que tiene una isla». Así mismo, con su silueta, reflexiona sobre la identidad y la manera en la cual ella «influye en su entorno», y a la inversa.

La fotografía estenopeica no usa ni lentes ni objetivos, solo una lata, es una de las técnicas más básicas que existen.

En todo momento usando una técnica artesanal, como la estenopeica, quiere siempre enfatizar sus diferencias con la digital, «hasta llegar a lo poético». Son muchos los elementos que alejan una técnica de la otra. Cuántas veces se dispara, cuándo se puede apreciar el resultado final, cómo se revela, el tiempo de exposición, etc.

Siempre va cargada con diferentes latas cundo va a fotografiar, ya que «cada vez solo se puede tomar una imagen». Así mismo, no sabe cómo han quedado las imágenes hasta que no las revela en la cámara oscura.

Resultados impredecibles

«Los resultados suelen ser impredecibles», explica mientras habla de cómo utilizar de manera artística y social el tiempo de exposición. Según cómo sea la lata, se tarda más o menos tiempo en tomar la foto: «Medio minuto, un minuto, una duración muy diferente a la digital». Esto le permite ponerse delante y hasta potenciar la socialización de sus aprendices.

Porque sí, Sánchez, además de ser especialista de laboratorio en revelar analógico y de procesos antiguos, transmite su experiencia y sabiduría. Ha impartido diversos talleres en Fornells, Es Mercadal y Maó, también fuera del «perímetro de la Isla», tal y como explicaba.

Enfatizando su perspectiva más social, también participó en un proyecto inclusivo en los barrios de la periferia de Perpiñán. Allí, mientras tomaban fotos con la cámara oscura, los alumnos tenían el reto de hablar con sus compañeros. «La fotografía, qué mejor manera de reflexionar sobre el entorno», finalizaba Isla.