Lo que comenzó como una pequeña serie centrada en las fiestas de Sant Joan cogió cuerpo para transformarse en un montaje mucho más grande en el que Menorca, en todo su esplendor, toma el principal protagonismo

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En los cuadros de Ivan Triay siempre es verano, luce sol y reina la tranquilidad. Eso cuando el escenario protagonista es su Menorca natal, su principal fuente de inspiración, tal y como vuelve a suceder en su última exposición, una colección que lleva por título «Bona Vida» y que ya cuelga de las paredes de la galería de Ciutadella Vidrart, hasta el 27 de junio.

Lo del bello y eterno verano tiene una explicación. Y es que el artista, que con 19 años partió de la Isla para estudiar en Barcelona, ciudad en la que todavía reside, pasa los estíos en Menorca «recargando las pilas» y nutriéndose de incontables imágenes que durante el resto del año convierte en piezas de arte en su estudio de la Ciudad Condal.

Iván Triay reside desde los 19 años en Barcelona

«Menorca, para mí, es básicamente verano, buen tiempo, buen rollo... Si viviera todo el año, quizás también me llegaría otra inspiración y dibujaría el invierno, quién sabe», relata. Y es que la temática estival es recurrente en la trayectoria del artista de Ciutadella, «no ha variado mucho», reconoce.La diferencia es que antes todo era más plano, y ahora trabaja mucho más el detalle y juega con las diferentes perspectivas del paisaje.

Triay está especializado en evocar una Menorca de ensueño, la que conoció y disfrutó en su niñez y juventud y que poco tiene que ver con la de hoy día. Una Isla en la que cuando «eras pequeño ibas a la playa y cerrabas las barreras al pasar, con los animales siempre cerca», rememora. ¿Y qué es la buena vida para Ivan Triay? «Pues volver a Menorca, coger la barca con los amigos y tirarse cuatro días dando la vuelta a la Isla», algo que todavía puede seguir haciendo.

Triay siente añoranza por la Menorca de su niñez, y aunque sus cuadros parecen ser atemporales, hay detalles que se encargan de poner una fecha aproximada. «Si te fijas, cuando salen vehículos y motocicletas siempre recurro a modelos antiguos. Me gusta representar la sensación de movimiento», confiesa.

Toda su creación tiene un aire mediterráneo con un toque retro. Ambientes que evocan también a la sensación e iconografía de películas italianas como «La dolce vita», reconoce el artista, que está encantado de volver a exponer en casa: su última individual en Ciutadella fue antes de la pandemia. «Bona Vida» es el resultado de un proyecto menor, centrado en una pequeña colección de cuadros de Sant Joan, que ha crecido con estampas de toda la Isla.