Descifrar la vida del pasado a través del análisis de la muerte. El equipo de Sanisera, asociación dirigida por el arqueólogo Fernando Contreras, se encuentra inmerso en la segunda de las cinco campañas de investigación previstas con el objetivo de destapar la historia en torno a la vida que siglos atrás se desarrolló en torno a la basílica paleocristiana de Son Bou y su necrópolis.
Tras los trabajos de 2022, cuando encontraron una decena de tumbas, el equipo está centrado ahora en la excavación de las mismas. La hipótesis apuntada el año pasado, a través de restos cerámicos, que nos hablaban de una basílica más moderna de lo que en principio se podía pensar, construida entre finales del siglo VII y comienzos del VIII, gana enteros.
La investigación cuenta ahora con la incorporación al equipo de Alicia Alonso, una especialista en bioarqueología. El objetivo es arrojar algo de luz a la denominada ‘época oscura', y a la espera de lo que determinen las pruebas de carbono 14, los estudios preliminares indican que los cuerpos «seguramente sean del siglo VIII o principios del IX», avanza Contreras, quien destaca que «los esqueletos encontrados corresponden a diferentes edades». Un dato importante a la hora de avanzar en el conocimiento de la población que habitó ese entorno.
Aunque algunos de los restos que han aflorado se encuentran muy deteriorados por el paso del tiempo y las condiciones poco favorables que aporta la proximidad a una zona marítima, los esqueletos están articulados, es decir, completos en su forma, y enterrados siguiendo un rito cristiano, por la orientación de los cuerpos. Los individuos han aparecido «todos en la misma posición, decúbito supino, tumbados y extendidos con la espalda apoyada y los brazos y las manos flexionados sobre el abdomen, exceptuando uno que los tiene sobre el tórax», explica Alonso.
Finalmente se han excavado nueve tumbas, una de las cuales ha aparecido vacía. No se han podido determinar todavía los sexos ni las causas de las muertes, pero sí las edades: un adulto que superaba los 30 años, y el resto por debajo de los 20, entre ellos un individuo de cinco años y un perinatal (de menos de un año).
El proyecto cuenta con el apoyo de la Diócesis de Menorca, propietaria de los terrenos, y del Consell insular de Menorca, que ha aportado para esta campaña una ayuda de 8.300 euros. Representantes de ambas instituciones realizaron este jueves una visita a la excavación. El obispo, Gerard Villalonga, destacó que gracias a estos trabajos «podemos conocer mejor una época fundamental para nosotros, en la que el cristianismo ya estaba presente en la Isla». Opinión compartida por el conseller de Cultura, Joan Pons Torres, quien reconoce que el hecho de que la Menorca Talayótica haya sido declarada patrimonio mundial «no nos puede cegar y hacer olvidar que la Isla tiene todo un patrimonio histórico que es importantísimo y seguiremos invirtiendo también en él».
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