En el caso de la Big Band des Mercadal, el relevo generacional, según Pons, ha servido para no solo mantenerse, sino para dar firmes pasos hacia adelante. Hace unas semanas actuaron dentro del Menorca Lindy Exchange, en el marco del Festival de Jazz, y su sonido no pasó desapercibido. La cita contó con un buen número de músicos y bailarines llegados de fuera, a muchos de los cuales sorprendió la soltura de una agrupación tan joven.
Así, lo que comenzó como un experimento educativo para que los alumnos aprendieran el funcionamiento de un tipo formación musical que nació a finales de los años 20 del pasado siglo, se está convirtiendo en un proyecto con futuro. Actualmente, forman parte del mismo una veintena de músicos, con una edad media que ronda los 15 años, pero que puntualmente se ven apoyados por algún que otro intérprete más veterano. «Poco a poco hemos ido cogiendo cuerpo y la banda suena muy bien», reconoce el director.
Pons es consciente de que no se puede pasar por alto el carácter educativo del proyecto y pone el acento en el hecho de que «los niños y niñas se lo pasan bien», pero «hay que seguir trabajando», reconoce. Lo bueno es que el miedo escénico no existe para esta agrupación, que más de en una ocasión ha tocado en el ‘Menorca Jazz'.
Además, cada año suelen actuar en diferentes escenarios de la Isla y el verano pasado estrenaron el espectáculo «Come fly away», un montaje en el que su música se acompaña de la danza para abordar algunos de los clásicos inmortalizados por Frank Sinatra. En casa, en el Recinte Firal, llegaron a interpretar su pegadizo ritmo ante cerca de un millar de espectadores.
La Big Band cada vez cuenta con un repertorio más amplio, en el que la base está formada principalmente por clásicos del swing de los años 30 y 40 y al que en los últimos tiempos están incorporando también partituras de soul.
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