Y el montaje en cuestión se convirtió en un éxito más para una compañía muy familiarizada con los reconocimientos. En su haber tiene el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2015, la Medalla al Mérito Cultural de Castilla-La Mancha en 2022 y también el año pasado recibió, por la obra que este sábado (12 horas) se representa en el Teatre Principal de Maó y el domingo (12 horas) en el Teatre des Born, el premio Feten 2022 al mejor espectáculo de la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas.
Explica Berzal que «¿Cuándo viene Samuel?» nació de alguna forma como una excusa para plantear cuestiones en torno al mundo de la infancia y sobre la gestión que hacemos de su tiempo. «¿Son dueños de él?», se pregunta el director, «¿les permitimos aburrirse?». Aspectos que, tomando como base un clásico del teatro del absurdo, la compañía aborda de lleno para tratar cuestiones como el paso del tiempo y la importancia del juego y la imaginación. «Parece como si en esta época hubiéramos desterrado el aburrimiento, lo hemos intentado en el mundo de los adultos y también en el de los niños», lamenta el director y también protagonista de uno de los personajes principales de la obra.
Dejando de un lado el aburrimiento «negativo y destructor», ese que «tiene que ver con la soledad y te bloquea», desde Ultramarinos de Lucas hacen una defensa a ultranza de ese concepto en su parte más luminosa. «Es rico en lo que tiene que ver con lo creativo; muchas de las evoluciones del ser humano y muchos de sus inventos son fruto del aburrimiento», insiste Berzal.
Pero más que lanzar una tesis, la compañía está interesada en compartir preguntas e inquietudes con el público. Lo que sí reivindican es el juego como espacio de crecimiento para descubrir el mundo. «Me acuerdo de mi adolescencia, cuando me quedaba tumbado en la cama mirando el techo, viendo el tiempo pasar e imaginando cosas. Pues bien, el teatro también es imaginación», añade el director.
«¿Cuándo viene Samuel?» es una obra para mayores de cinco años, pero también para todos los públicos, con un claro mensaje de fraternidad. Lo que sí reconocen desde la compañía es que los espectadores más menudos acuden a las salas de teatro «con menos prejuicios, se permiten estar más presentes durante las funciones, pensando más en el momento que en lo que harán una vez termine la obra».
El arte de esperar
Quienes acudan al teatro se encontrarán con la historia de dos hombres que esperan junto a un columpio la llegada de Samuel para celebrar una fiesta. Por allí pasa el señor profesor, les da la lección y se marcha. El tiempo pasa y pasa, y mientras juegan esperan un día más. Pero sobre el aire flota una pregunta: ¿Y si hoy ya fuera mañana? «Sabemos que es un espectáculo de cierto riesgo, no es una obra infantil al uso», apunta Berzal, quien reconoce que los premios «son maravillosos, pero lo realmente estupendo es hacer una función y escuchar al público».
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