La gran fiesta de las artes escénicas celebró su 25 aniversario con un mensaje claro. La importancia de la «colectividad» en el sector, un término al que aludieron muchos de los premiados anoche en el Teatre Principal de Maó. Ese fue el lugar elegido este año para celebrar unos Premios Max que quedaron muy repartidos. En el aspecto cuantitativo, el triunfo fue para la producción «Canto jo i la Muntanya balla», que se llevó tres estatuillas: las correspondientes a dirección de escena, diseño de espacio escénico y mejor composición musical.
Sus máximos responsables, Guillem Albà y Joan Arquè, agradecieron la libertad de la que habían disfrutado para llevar a escena la conocida novela de Irene Solà, un montaje del que ha podido disfrutar el público menorquín, ya que pasó en su día por el ‘Principal' y también por el Teatre des Born. «Sin un equipo, poco se puede hacer», reconoció la pareja, que quiso también recordar sus orígenes circenses: «Aunque nos den un premio por un espectáculo serio, no hay que olvidar de donde venimos, del mundo de los payasos».
Junto a «Canto jo i la Muntanya balla», había en esta edición otra producción que figuraba como favorita en las quinielas. «Una noche sin luna» se llevó un premio menos que su gran competidora, pero se alzó con el grande de la noche: mejor espectáculo de teatro. Y además, el de mejor actor para quien también es responsable de la dramaturgia, Juan Diego Botto, autor de un texto inspirado en la figura de Federico García Lorca.
El artista argentino no pudo viajar a la Isla, pero sí lo hizo su hermana Nur Levi, quien leyó un mensaje. Dio las gracias a su madre, Cristina Rota, «de quien he aprendido el amor y el respeto a este oficio». También quiso reconocer «la mirada lúcida» del director del montaje, Sergio Peris-Mencheta, que subió al estrado para recoger el premio a la mejor obra teatral y leer otro mensaje de Botto: «Dedico este premio a todos los hombres y mujeres que como Federico siguen esperando en las cunetas de este país a que se haga justicia».
También hizo doblete Jesús Carmona, cuya compañía se llevó el premio al mejor espectáculo de danza y él mismo recogió también el premio de mejor intérprete masculino en ese campo. El artista quiso dar las gracias a todas las personas que han confiado en él a lo largo de su carrera, pero igualmente a las que en algún momento le han dicho «no». Esos, asegura, «también me hacen ahora ser quien soy». Aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento: «Si un niño dice que quiere bailar, hay que hacerle caso, yo fui un niño así».
El Teatro del Soho Caixabank, empresa que dirige Antonio Banderas, también se llevó dos premios a casa. En este caso se hizo con el galardón de mejor espectáculo musical o lírico («Company») y el de mejor espectáculo para público infantil, juvenil o familiar («Cris, pequeña valiente»). Francisco Javier Banderas subió al escenario para reproducir un mensaje de su hermano, el famoso artista malagueño. Este, que se encuentra rodando en Irlanda, destacó la importancia de «seguir luchando por las artes escénicas en unos tiempos en los que parece que solo existen las cosas grabadas». En ese sentido, señaló que lejos de cambiar o desaparecer, «el arte vivo se revalorizará».
El palmarés contó además con otro reconocimiento doble, el que se llevó «CreAcción», una pieza de danza contemporánea de vanguardia surgida de un proceso participativo. Se alzó con el favor del jurado a la mejor coreografía y el mejor diseño de iluminación.
En el tramo final de la gala, de ritmo ágil y que se prolongó durante poco más de dos horas, tomó la palabra Juan José Solana, el presidente de la Fundación SGAE, entidad organizadora de los premios. El dirigente se solidarizó con el pueblo ucraniano y reivindicó el papel que pueden jugar las artes escénicas como altavoz con capacidad «de generar paz».
En lo que se refiere a la situación del sector que anoche se dio cita en Maó, lamentó que, pasado lo peor de la pandemia, «el teatro y la danza no se han recuperado como esperábamos». Por eso hizo un llamamiento «para que nos levantemos de los cómodos asientos del sofá y volvamos al teatro».
2 comentarios
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Cuanta tonteria y un auténtico despilfarro. Y lo más triste es que a esto se le llame cultura.
No faltó el todos, todas, todes. Tampoco el saturadisimo tema LGTBI. Ni las cunetas, ni Garcia Lorca. De hecho se trataba de seguir con eso. Pocas mascaretas plandémicas. La gente ya no puede más.