Big Boats
Los veleros de la clase F15, con sus líneas pura sangre y sus colosales aparejos trapezoidales, coparon el podio de la clase Big Boats frente a adversarios que necesitan vientos mucho más fuertes para ofrecer su máximo rendimiento. «The Lady Anne» (1912), patroneado por Gonzalo Botín, se colocó al frente de la flota desde los primeros compases, aprovechando cada brizna de viento para sacar metros a sus dos principales rivales, «Mariska» (1908), que fue segundo, y «Tuiga» (1909), tercer clasificado. El líder invirtió una hora y veintitrés minutos y obtuvo una renta de casi cuatro minutos. «Viveka» (1929), «Hallowe’en» (1926), «Mariette» (1915) y «Orianda» (1937), que se estrenan en la Copa del Rey, cruzaron, por este orden, la línea de llegada. Es la primera vez en 20 años en que la regata organizada por el Club Marítimo reúne a siete unidades de más de 24 metros de eslora.
Época Cangreja
El esperado ‘combate’ entre los NY40 «Rowdy» y «Chinook», ambos diseñados por Herreshoff y botados en 1916, se saldó con la victoria del segundo, propiedad de Paolo Zanoni, cuya tripulación supo adaptarse mejor a las condiciones de poco viento y acabó sacando a su rival una ventaja de casi 5 minutos, mucho tiempo. A pesar de que los dos barcos han competido en numerosas ediciones en Maó, este jueves fue la primera vez que lo hicieron en la misma categoría, después de que la armadora del «Rowdy», Donna Dyer, decidiera recuperar la configuración original de su velero, sustituyendo su vela bermudiana por una de cangreja. El «Chinook» demostró mayor experiencia en el complejo manejo del aparejo trapezoidal.
Época Bermudiana
El «Comet», un Olin Stephens de 1949 patroneado por Marc Marciano, ganador en Maó en 2023, se situó al frente de la clasificación de la clase Época Bermudiana por delante del «Sonata» (1929). Ambos barcos navegaron a un buen nivel, adaptándose a las complicadas condiciones de la regata deeste viernes, y se postulan como las embarcaciones a batir, con el permiso del «Varuna» (Sparkman & Stephens, 1939), de Jehs Kellinhuseen, que cruzó la línea a pocos segundos del líder pero se ha visto relegado a la tercera plaza tras las compensación de tiempos.
Clásicos
El «Argos», de la armadora Barbara Trilling, un diseño de Holman & Pie construido en los astilleros Carabela, puso rumbo a la que podría ser su séptima victoria consecutiva en la Copa del Rey en la categoría de Clásicos, donde se citan las embarcaciones botadas entre 1950 y 1975. La tripulación liderada por el español Eduardo Méndez sacó cuatro minutos en tiempo corregido al segundo clasificado, el «Crivizza» (1966), de Alan Buchanan, y siete al tercero, el «Ojalá II» (1973), armado por Susan Carol Holland, poniendo de manifiesto una vez más su dominio del campo de regatas de Maó incluso en las situaciones más complejas. El «Argos» ya viene de ganar la Illes Balears Clàssics del Club de Mar.
Espíritu de Tradición
En Espíritu de Tradición, el «Calima» (1970), patroneado por Pachi Rivero, una de las grandes referencias de la vela oceánica española, busca también agrandar su leyenda en aguas de Maó, regata que se adjudicó en nada menos que 14 ocasiones. Este jueves ganó la regata con algo más de tres minutos y medio sobre el «Happy Forever», del armador y patrón Christian Oldendorff, que fue el más rápido en tiempo real. La tercera plaza provisional fue para el «Legolas», de Jens Ricke.
1 comentario
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Aparte del irresoluble problema por la ausencia de viento cuando tienes una regata organizada, parece que los responsables y organizadores de este importante evento en nuestro puerto, también deberían preocuparse por ofrecer la mejor imagen del entorno en el cual se está desarrollando. En este sentido, no parece que costase mucho esfuerzo ordenar a quien corresponda, que unos días antes de la llegada a Mahón de los barcos participantes, se poden las feas hojas muertas y secas que se pueden ver colgando en todas las palmeras del frente marítimo en todo el entorno y justo delante del Club Marítimo. El mal aspecto de esos árboles, causa una imagen realmente penosa de abandono y desidia, que por desgracia no es más que el fiel reflejo de lo que es el lamentable mantenimiento de nuestro puerto, nuestra ciudad y nuestra isla en general. Nota muy negativa pues para el presidente y para el gerente del Club Marítimo de Mahón y por supuesto también para Autoridad Portuaria, por no haberse ocupado de un detalle tan sencillo de solucionar y tan básico para la buena imagen que se ofrece a las tripulaciones internacionales de esos preciosos veleros de época que nos visitan esta semana.