"El tenis nos marcó la vida", "los mejores años de mi vida me los ha dado el tenis". Y así podríamos enlazar una sentencia tras otra entre suspiros de nostalgia y, también, de cierta añoranza cuando el cuerpo ha dicho basta y ellas se han visto obligadas a retirarse de la actividad tenística.
Porque son ellas las protagonistas. Juntamos en torno a una mesa -pronto cubierta de fotos antiguas, pero cargadas de información- a Olga Thomas, Elsa Pons, Ángeles Camps, Concha Pons, Paqui Juaneda y Victoria Roselló. Un puñado de mujeres que representa a las pioneras del tenis femenino en Menorca.
"Pero las mejores están en Ciutadella, todavía juegan. Las lesiones las han respetado y cada día están en la pista", afirman unánimente al tiempo que recuerdan a Tina, Juanita Arguimbau, Tere Capó, Ana Bagur, Mari Cruz Arguimbau o Antonia Cabrisas, formadas en el CT OAR.
1966, Maó. Olga acompaña a su futuro marido y a su cuñado a la pista de patinaje de la calle del Carmen, junto al campo de la Unión. Colocan una red fabricada con enseres marineros por los pescadores residentes en esa zona y a jugar. Hasta que llegan los patinadores, claro. A iniciativa de Pedro Luis Mercadal, fundador y primer presidente del CT Mahón, se levantará el primer club de la isla junto al Talaiot de Trepucó. Ya nada será igual. Por entonces, Olga -miembro de la primera directiva- se ha hecho con una raqueta Dunlop de poco más de 200 pesetas, comprada por su cuñado y que éste jamás utilizó.
1969, Alaior. Elsa acompaña a su futuro marido a jugar a Sant Tomàs con sus amigos. Éste le regalará una raqueta, una Donnay, y allí se inicia en la práctica, al tiempo que su cónyuge lo deja. La primera y única mujer durante una época de la localidad. Luego se dejará caer por Maó para jugar a dobles los domingos, hasta la edificación del CT Es Plans. Elsa lo ha sido todo en el tenis de su municipio -jugadora, presidenta, gerente, propietaria-; de Menorca, delegada reincidente, y por ende de Balears. En 1992 se convierte en la primera presidenta de un club en España.
Ángeles se inicia en 1968, Victoria en 1972, Concha y Paqui en 1976. Todas arrastradas inicialmente por sus parejas en una época "muy machista". Lo reconocen, lo dicen aunque con la boca chica y prácticamente al término del encuentro. Simplemente es la realidad de la época. "Mi madre se oponía a que fuera a jugar con mi enamorado. Eran otros tiempos", cita Olga.
Sin embargo, todas se quedan con el ambiente social que rodeaba toda cita con la red. "Hoy la gente juega y se va a casa. Entonces nos quedábamos a merendar, jugar a las cartas... Existía la vida de club. Y entre clubes también había una magnífica relación y también nos juntábamos a manteles", recuerdan. Otro tiempo.
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