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Queda explicado de sobras que la derrota del pasado sábado ante el renovado Aguere escoció mucho. Muchísimo. Por perder y por la manera de hacerlo, a pesar de que el rival no era, ni mucho menos, el que inició el campeonato, sino una versión tremendamente mejorada, y con un grupo que empezó a 'incubar' el actual mal momento tras caer ante el UCAM en el duelo anterior: se jugó bien y se escapó la victoria en una mala resolución final. Por eso la plantilla del Valeriano Allés ha estado toda esta semana haciendo autocrítica y trabajando a destajo. Como no podía ser de otra manera, por supuesto.
Dobles sesiones cada día. Sin falta. Charlas conjuntas e individuales. Repasos tácticos. Trabajo físico. Bep Llorens destilando y canalizando su enfado y ponderando dónde apretar y dónde dar apoyo moral. Porque la conducción de un grupo no puede excederse entre los límites de una dureza 'a lo Van Gaal' -ejemplo claro y conciso de una metodología que suele acabar en cisma- o la condescendencia de pasar los días como si nada. Simplemente, el término medio sumado a un trabajo a espuertas para una plantilla que, por supuesto, es la primera que hace autocrítica y está moralmente tocada.

"Ha sido una semana muy difícil para mi", reconoce el entrenador. Su corazón le pedía "echar más de una bronca... constructiva, eso sí". Su cerebro "que hay que ponderar, porque el equipo sabe de sobra que así no hacemos nada". Más allá todavía. Un llamamiento al posibilismo. "Los objetivos básicos están conseguidos. Salvación y disputar la Copa. Eso está hecho. Lo demás era un añadido, un reto importante... Que matemáticamente no está perdido todavía. Aunque ya es tremendamente difícil". Pero mientras hay vida...

Por supuesto, el técnico incide en que "quiero trabajo, interés en mejorar. Apoyaré a quien lo necesite, pero no por ello dejaré de decir las cosas. Que el grupo esté tocado no significa que vaya a esconder los problemas. Los problemas hay que afrontarlos".
Incide Llorens en que "de ninguna manera voy a permitir que un grupo de profesionales juegue los partidos que quedan del campeonato sin tensión y sin competitividad. Eso es rotundamente imposible". Aunque también advierte que "en ningún caso he visto en la plantilla a alguna jugadora que piense eso, claro. Pero pueden dar más y vamos a eso". Con todo, "en un grupo hay diferentes maneras de ser. Las hay más duras y las hay más frágiles. Eso lo entiendo, y más en un equipo tocado moralmente".

Es por ello que el partido de este sábado ante el Gran Canaria, en el Pavelló en el horario habitual, se toma como "un partido importante para recuperar el ánimo. Jugamos en casa y con nuestra afición podemos tener más fácil el camino de una victoria que nos haga reencontrarnos con nosotros mismos".

Eso, y no arrojar la toalla. El grupo no se resiste a pensar que, aunque está complicado, matemáticamente es posible entrar en la última plaza que da derecho a entrar en el play-off, en una serie en la que tocaría el líder y máximo favorito, el Haro. "¿Hay posibilidades? Aunque sea con la calculadora en la mano, sí. ¿Tenemos la obligación de agotar esas posibilidades? Por supuesto. Empezando por un rival complicado como el Gran Canaria y en un momento anímico frágil. Nuestra obligación es superarnos. No hay más. Y no será tan complicado porque las jugadoras entienden el momento y están completamente implicadas".