Nil Riudavets, en una imagen reciente, durante una prueba. El paratriatleta menorquín, muy motivado ante sus primeros JJOO

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Los Juegos Paralímpicos de París 2024 empezaron de forma oficial en la noche del pasado miércoles, con una espectacular ceremonia inaugural que encandiló a los millares de personas que se reunieron en el majestuoso Estadio de Francia de la capital francesa, que hace poco más de un mes ya enmarcó los Juegos, y asimismo a los cerca de tres millones de telespectadores que siguieron el evento desde sus hogares.

La cita parisina, décimo séptima que se celebra en la historia (la competición paralímpica arrancó en Roma 1960, con otro formato, y se ha celebrado desde ese entonces, si bien de forma interrumpida, estableciéndose como fija y en sus actuales parámetros en 1988), será la segunda en que Menorca tendrá representación, personificada en esta oportunidad por el paratriatleta local Nil Riudavets Victory (Maó, 1996) –la vez anterior nos remite a Tokyo 2020, un trienio atrás, cuando el también mahonés Miki Sánchez integró la selección española para ciegos que tomó parte en la latitud japonesa.

Nacido y criado en una familia en la que se localizan buenos ejemplares en los futbolístico y en lo baloncestístico, la actividad deportiva por eso siempre ha sido un punto de referencia en la trayectoria vital de Nil, cuya preferencia en ese sentido hace ya algún tiempo, y tras una infancia y adolescencia en la que se mostró absolutamente multidisciplinar (probando en gimnasia artística, natación, ciclismo, atletismo, esquí, fútbol...) declinó por el triatlón, materia en la que brilló en el ámbito local, balear y en cierto modo nacional.

Hasta que una fatal accidente ocurrido el primero de mayo de 2019 durante una prueba en el Prat de Llobregat propició que perdiera el brazo derecho y paradójicamente repercutió como el punto de partida de lo que, indefectiblemente, ha sido su nueva carrera deportiva y que ahora en París, en estos JJPP, presume una de sus grandes cimas.

El paratriatleta menorquín, que según desveló hace un par de años no se planteó la clasificación para París 2024 como una obligación y sí como una ilusión, se apresta a disfrutar de la misma y en principio con opciones de poder conquistar una medalla (lo que, si cabe, incrementaría su ya de por sí histórica presencia y participación en la ciudad de la luz) y sintiéndose, tal y como el propio Nil reconoció este jueves en estas páginas, «mejor que nunca».

Lógicamente, el deportista de Maó deberá probar y confirmar tales augurios a mediodía del domingo inmediato, franja horaria que alberga la competición de PTS4, nivel en el que toma parte (12:25 horas, después de que la organización decidiera este jueves unificar todas las pruebas de paratriatlón para el día 1, cuando de inicio se habían programado para el 1 y el 2-S).

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Sobre el papel, y en función de los resultados que ha cosechado en los dos años que han precedido estos Paralímpicos, lo que incluyó su clasificación para el evento, y el estado de forma en que ha aterrizado en suelo galo, Nil Riudavets se encuentra en la relación de candidatos a lograr metal.

Potencia

No en vano, el triatlón es una de las disciplinas en que España acostumbra a mostrarse puntera y para estos Paralímpicos de París 2024 es un contexto en el que se espera volver a tener éxito, más a tenor del evocador precedente que se dio hace tres años en Tokio, donde la paratriatleta y médica gallega Susana Rodríguez (1988) se colgó el oro (Sara Loehr logró el otro metal dorado español del total de cuatro medallas conquistadas en la capital nipona), como también por la presencia del madrileño Dani Molina (1974).

Campeón del mundo de la materia, que debuta en los JJPP (su categoría, PTS3, se estrena en el programa paralímpico) y al que los lugareños y residentes de la Isla probablemente recordarán de su paso por Maó, en marzo de 2022, cuando disertó como invitado estrella  en el Club de Negocios del Hestia Menorca, acto en el que además quedó claro su afán de metal en unos Juegos, el madrileño, que perdió una pierna a los 22 años de edad, es uno de los rostros de los que más se espera en la cita francesa.

España estrenó su palmarés en el triatlón en los Paralímpicos en la primera incursión de esta materia en los Juegos, en Río 2016, con el bronce de Jairo Ruiz, y por tanto nunca en las dos ediciones precedentes ha faltado en el podio, lo que justifica su condición de candidata a todo del mismo modo que lo hace el hecho de duplicar su representación, pasando de los siete deportistas que acudieron a Tokio a los catorce que están en París.

El resto

Completan el equipo español en París, junto a Rodríguez (sus terceros Paralímpicos) y Molina; Rakel Mateos, Héctor Catalá (con Carlos Oliver de guía), José Luis García (con Diego Méntrida de guía), Eva Moral, Alejandro Sánchez y Jairo Ruiz. Debutan, además del citado Molina, Lionel Morales, nuestro menorquín Nil Riudavets, Andrea Miguélez, Marta Francés y Diego Lardón.

Nil Riudavets conforma, junto con el salmantino-mallorquín Alejandro Sánchez, quien ya ha sido medallista en los Paralímpicos (en natación en Pekín 2008, y hace tres años en Tokio, ya en paratriatlón) la guarnición española que tomará parte en la prueba de PTS4.

A priori, y pese al metal cosechado por Sánchez en Tokio en 2021 y la experiencia que atesora, es el triatleta mahonés sobre quien recaen las principales expectativas españolas de optar al podio en esta PTS4, sin que eso  implique un añadido de presión para este deportista mahonés, exestudiante del IES Joan Ramis i Ramis y cuya mera presencia en París ya significa en su caso una victoria de cabo a rabo. Si encima es capaz de ataviar semejante viaje con metal...   

El apunte

Miki Sánchez, el precedente menorquín

El futbolista mahonés, Miguel Ángel ‘Miki’ Sánchez, que disputó los Juegos Paralímpicos de Tokio hace tres años, se convirtió de ese modo en el primer deportista menorquín de la historia que participó en una cita paralímpica.

Miki Sánchez, que quedó ciego en su adolescencia, fue uno de los jugadores seleccionados por el combinado español de fútbol-5, cuyo torneo olímpico ganó el equipo anfitrión, Japón. El jugador del CD Menorca, un ejemplo de superación es además un perfil habitual en las convocatorias de la selección española para ciegos.