Mágica la victoria de Yee, quien fue plata en Tokio 2020. El británico, inspirado para ser triatleta por los triunfos de los hermanos Brownlee, se tragó a Wilde, quien marchaba destacado, a apenas 400 metros de la meta del Puente de Alexandre III.
Yee aprovechó el apagón final del neozelandés para abrazar la gloria olímpica y renovar los títulos que logró su ídolo Alistair en Londres 2012 y Río 2016, el único con dos entorchados olímpicos. El bronce tuvo color francés con Leo Bergere, actual líder del Mundial. Otro metal para Francia después del oro femenino de Beaugrand.
En un final muy loco, revolucionario, Alberto González, de 26 años, el triatleta español más en forma y que se sumó a los Juegos a última hora, logró un meritorio diploma tras un concurso en el que compitió cerca de los mejores. Antonio Serrat entró en el puesto 32 y Roberto Sánchez en el 36.
Un resultado esperanzador el del malagueño, en un momento de transición del triatlón español, después de la época dorada que lideraron Iván Raña, Javier Gómez Noya, plata en Londres, y Mario Mola.
Alberto González sale del Sena entre los grandes
La prueba de natación (1.500 metros) resultó igualada, sin los problemas de salida que afectaron el concurso femenino. Los favoritos salieron delante, entre ellos de «tapado» Alberto González, en su segmento favorito. No así los otros dos representantes españoles, Antonio Serrat y Roberto Sánchéz.
De la transición hacia la bicicleta (40 km) por el centro de París, por las calles y lugares emblemáticos del Tour de Francia, salió un pelotón de 19 hombres que luego aumentó a 32. El único ataque lo protagonizó Alberto González en los primeros kilómetros, pero fue neutralizado.
Nadie asumía la responsabilidad, y Alberto, en actitud inteligente, corrió como un veterano. Se metió atrás, en la «oficina», ahorrando fuerzas dentro de un grupo compacto, en el que ninguno se atrevía a proponer un cambio de ritmo. Había respeto, pues todos los favoritos estaban delante, los medallistas de Tokio 2020, por ejemplo. Antonio Serrat, viajaba en un tercer grupo.
Hayden rompe la carrera, Yee rompe a Hayden y es oro
Más temperatura, más humedad, la carrera a pie se presumía terrorífica para decidir las medallas. Incluso había salido el sol, que se animó a iluminar un desenlace alucinante, inolvidable. Alberto González hizo una magnífica transición bici/zapatilas, saliendo a la carrera en quinta posición. Enseguida atacó Alex Gee, pero no se hizo esperar la reacción del neozelandés Hayden Wilde, los medallistas de plata y bronce de Tokio frente a frente. Faltaba el defensor del título, el noruego Blummelfel.
Los británicos trataron de hacer estrategia ganadora con Dickinson de gregario, pero Hayden no esperó para tratar de aplicar su ley. El neozelandés atacó con contundencia a 6 km de meta. Cedió Yee, y Alberto González se rezagó, no pudo seguir con los mejores, con los candidatos a medalla. Hayden «El halcón maltés» se marchó en solitario, abriendo una distancia de 15-18 segundos sobre Yee, quien no se cebó para seguir al rival. El británico optó por seguir su ritmo sin perder de vista al enemigo.
Todo parecía decidido, pero Yee, gran atleta, quien compitió con su país en el Europeo de atletismo de Berlín 2018, fue remontando poco a poco, metro a metro, hasta que a falta de 400 de la cinta de meta vio que Hayden se apagaba, que ya no tenía el impulso que le permitió irse en solitario. Un error de cálculo que observó Yee. Una reacción espectacular, un cambio de ritmo inolvidable para adelantar a su rival, exhausto, y agarrarse a la cinta que daba paso al oro olímpico.
Sir Alex Yee, Miembro de la Orden del Imperio Británico, logró el sueño que perseguía desde que se hizo atleta a los 8 años. Los Brownlee ya tienen sucesor, un aventajado admirador que colecciona tarjetas de pokémon y aficionado a la cocina. El menú del triatlón olímpico lo preparó de maravilla.
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