Se trata de un planteamiento, no de un proyecto en vías de ser ejecutado, que empezaría por redefinir la actual Tercera RFEF, ahora estatal y distribuida en seis grupos confeccionados bajo criterios geográficos, que pasaría a partir del curso 2025-26 a tener rango de liga autonómica, si bien seguiría dependiendo de la Federación Española (RFEF).
División
Así, cada comunidad autónoma contaría con su propio grupo de Tercera RFEF femenina, como sucede en el ámbito masculino (pasando así de los seis actuales a diecisiete). A nivel balear, este grupo se formaría con los ochos primeros clasificados de la actual Liga Autonómica Femenina (lo que probablemente incluiría al Sant Lluís), más cuatro equipos de la presente Tercera RFEF (en que los equipos del Archipiélago rivalizan con madrileños y castellanos, de la cual, por otra parte, los dos primeros ascenderían a Segunda RFEF, y el tercer y cuarto clasificados accederían a la promoción; el último descendería).
En lo que concierne al resto de equipos de la presente Liga Autonómica, ramillete que seguramente, y en función de su situación clasificatoria esta campaña, abarcaría a Ciutadella, Menorca y Unión, esta no alteraría su nomenclatura y el planteamiento es que el cuadro de competición se complete con equipos provenientes del escenario mallorquín de regional.
En ese orden, la competición podría dividirse en dos grupos de doce equipos cada uno (los ocho que seguirían en relación a la presente temporada, más el resto), lo que por otra parte contribuiría a tener enfrentamientos más parejos y por elevación a evitar, o cuanto menos a reducir, las muchas goleadas, causadas por la diferencia de nivel entre equipos que se estilan en cada jornada de esta temporada.
No obstante, y según matiza Mari Paz Cerdà, presidenta del Son Sardina y vicepresidenta y responsable del fútbol femenino de la Federació Balear (FFIB), al ser consultada por este diario «todo está en el aire», en el sentido de que el proyecto no pasa de ser un pliego de intenciones, que además para poder avanzar está sujeto a un condicionante, como es la ausencia de mando en la Federación Española de Fútbol (RFEF).
«En marzo del año que viene podría haber movimientos, pero no es cuestión de las federaciones autonómicas, todo depende de la Española y por el momento no hay presidente», arguye Cerdà, que hace alusión, al margen, a otros factores como «el coste de los arbitrajes, subvenciones, billetes de avión…, ¿seguiría todo igual dentro del nuevo escenario competitivo para los equipos que ahora están en Autonómica?» se cuestiona en lo que son otras incógnitas que planean sobre lo que no es más que un bosquejo pero que pretende, de lleno, dar un viraje considerable al escenario competitivo del fútbol femenino español.
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