El delantero menorquín, el domingo en El Sardinero celebrando el gol. | R.Z.

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Lo hizo la temporada pasada en las filas del Real Oviedo y lo ha vuelto a hacer esta campaña que está a punto de cerrarse con llave en la LaLiga Hypermotion 2023-24, ahora en las filas del Real Zaragoza.

El delantero de Ciutadella, Sergi Enrich, después que el curso anterior fuera determinante en la consecución de la permanencia sosegada en el Carlos Tartiere– marcando siete goles y cinco de ellos en el último mes y medio de Segunda División–, este año en La Romareda, a pesar de ser muy complicado en lo grupal y en lo personal, también ha vuelto a ser decisivo a la hora de la verdad. Si bien este curso como zaragocista Enrich tan solo ha marcado dos goles en partido oficial y sus apariciones en el césped han quedado muy lejos de sus mejores años, en este tramo final en el que el Zaragoza estaba con la soga al cuello, ha salido a escena para marcar estas dos dianas decisivas.

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Si la semana pasada el delantero ciutadellenc ya marcaba el empate 2-2 ante el Racing de Ferrol, anteayer el menorquín sellaba el triunfo a domicilio ante otro histórico, el Racing de Santander, para hacer matemática la permanencia; un reto muy necesario aunque a años luz de los objetivos que se marcaron a inicios de curso en La Romareda; tanto el propio Zaragoza a nivel colectivo como Enrich, en el plano individual.

Palabras del menorquín

Enrich volvió a ser el revulsivo para los del veterano Víctor Fernández. En rueda de prensa el insular habló de su complicado año. «No soy un delantero de muchas cifras, destaco por otras facetas, pero tenía esa espina de no poder ayudar al equipo a conseguir el objetivo. Llevo luchando toda la temporada, entrenando bien y sin una mala cara», dijo. «Venir al Zaragoza era un proyecto ilusionante, debía ser un año bonito y no lo es y decir que no he pasado malos momentos sería mentir pero soy veterano y tengo el culo pelado de muchas cosas», exclamó.

Un Enrich que no dudó en reconocer que «quizás no he tenido las oportunidades que esperaba; me hubiera gustado tener más pero estoy orgulloso de cómo he reaccionado y quiero acabar bien el año. ¿Futuro? No pienso en él, solo miro el presente. Son las rachas las que definen un año, tuvimos una buena al principio y después vino todo en contra».