La prueba, la racha, tras el empate cosechado el pasado fin de semana en su visita al Ferriolense mallorquín, de cuatro partidos consecutivos sin perder (para tres victorias y la referida igualada en Son Ferriol) que permite al grupo rojiblanco, no abandonar la zona de descenso, pero sí atisbar la salvación a un punto (totaliza 14, por 15 el Santanyí), asomarse sobre Collerense y Petra, además de no contemplar como una entelequia la posibilidad de avanzar hacia el segmento tibio de la clasificación –advierte el décimo cuarto lugar, propiedad ahora del Son Cladera, a solo seis puntos.
El actual lapso del Mercadal –10 de 12 puntos– además de ser evidentemente su mejor secuencia en la campaña que ahora se acerca a su ecuador, supera asimismo a los mejores tramos que el equipo delineó durante la campaña anterior, en la que blindó la permanencia en la jornada final (entonces, su mejor capítulo de invulnerabilidad se registró también hilvanando cuatro fechas consecutivas sin perder, pero incluyó tres empates y un triunfo, entre las jornadas 18 y 21).
El incremento en la fiabilidad defensiva del colectivo rojiblanco (ha encajado solos dos goles durante el último mes competitivo), su capacidad para invertir el fatal signo en los epílogos –ahora son los de Julián quiénes declinan los partidos en pleno final–, el crecimiento de la sociedad Rubén Carreras-Guillem Martí y la cada vez más evidente conjunción del grupo, con los automatismos y preceptos tácticos más asumidos a cada semana que discurre, se distinguen como los principales focos que dan comprensión a la evolución del Mercadal en juego y en la clasificación, y que por tanto, y por extensión, sin permitirle un resquicio para relajarse, sí otorgan al único exponente menorquín en la liga.
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