El Torneo Ciutat de Maó juvenil que anualmente promueve el CD Menorca ha dejado para el fútbol menorquín una nueva cuanto menos curiosa. El delegado arbitral en la Isla y colegiado Pau Carbonell, saltó al terreno de juego para impartir justicia... flanqueado por sus dos hijos, y a la vez asistentes, una circunstancia poco habitual, no solo en el escenario insular sino también en el nacional.
Nil Torras Cubas, de 17 años de edad, y su hermano menor, Xavi Torras, de 15 (cumple los 16 en diciembre) fueron los auxiliares de Carbonell. «Son mis hijastros, pero les quiero como si fueran mis hijos», explica Carbonell en relación a los jóvenes trencillas –que además son nietos de Joan Cubas, un recordado directivo de la mejor Unión Deportiva que la historia puede evocar–.
Nil, el mayor, acumula su segunda temporada en el mundo del arbitraje. Xavi acaba de empezar. Su progenitor les evalúa, advirtiendo ciertas posibilidades y recorrido en el primogénito. «Nil lleva un par de años y la verdad es que le gusta. Creo que puede tener un futuro; en cuanto a Xavi, acaba de empezar, veremos si le agrada o simplemente lo hace ahora para seguir los pasos de su hermano mayor, aún es pronto», repasa Carbonell, que no desprende dudas de que su afición por el pito «surgió en casa».
El Estadio Mahonés reunió con la disputa de las semifinales del torneo sub 19 del Menorca al trío arbitral por primera vez en un mismo rectángulo de juego. Una imagen que no será sencilla de reeditar en las venideras semanas debido al sistema de rotación.
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