Paso a paso. Sin sobresaltos. Sabiendo sufrir, porque el realismo indica que no va a ser siempre tan bonito. Pero saboreando el momento. El Menorca de División de Honor se impuso a un ordenado y correoso Stadium Casablanca por tres tantos a uno y tiene motivos para estar contento. Por de pronto, ha hecho pleno de victorias en las dos jornadas disputadas y suma seis de seis puntos disputados, además de imponerse a dos de los posibles rivales de su 'liga particular', el Sant Andreu y el mismo Stadium. Y, como efecto colateral, el gustazo que es levantarse y ver que, en la clasificación, estás ahí arriba, con el Barça. No está nada mal para un equipo que acaba de llegar y todavía está en fase de crecimiento.
La fiesta de 'Gràcia' para estos chicos que están haciendo los deberes empezó tras el partido de ayer. El Stadium era una incógnita para casi todos -Vidal óbviamente, tenía sus datos-, y se mostró como un conjunto ordenado, correoso, molesto, con algunos jugadores que tienen 'toque', como el menudo delantero Ormad, o altura como el central Alex, y su apuesta de principio fue algo engañosa: empezaron atrás, esperando, buscando la contra. Lo típico.
El Menorca mordió el anzuelo. Tenía hambre y tomó el mando en el cuerpo a cuerpo. De hecho, el cómputo global de oportunidades fue blaugrana, con Tòful y Lluís Camps en varios 'uno contra uno' ante el portero Diego Bona, en un par de remates de corner o en falta. Pero es que el equipo aragonés tuvo un par con todo el veneno, en balones largos, buscando la espalda de la defensa mahonesa y la rapidez de sus alas en la soledad de su único punta, Álvaro.
Se llegó al descanso sin goles pero con una certeza que Vidal observó perfectamente: la defensa maña iba bien en ataques de frente y por arriba, pero era insegura, sobretodo por sus laterales. Y en su banquillo tenía la solución. Reservados en el primer tiempo, sacó a Marc Urbina y a Izan Canet.
El cambio se notó. No es que fuera algo radical, pero sí lo suficiente para que el Menorca ganara picardía y verticalidad: Urbina inauguró el marcador en el 55 con un control marca de la casa, encaró al portero y marcó con un toque suave y raso por la derecha.
Más de uno imaginó que con ese tanto la fortaleza maña se abriría. Error. Estos son duros y dos minutos después empataron cuando Álvaro empalmaba un balón dentro del área ante un lío de jugadores, y tuvieron alguna ocasión más.
Pero el Menorca tenía un plus de calidad. Xiscu empezó a aparecer y en una combinación Lluís Camps marcaba el 2-1 en el 72, en un tanto que el rival reclamó en fuera de juego. Como reclamó el penalty tras una falta a Camps en el minuto 77 que transformó Urbina en el definitivo 3-1.
El Stadium no dejó de correr, pero paso de los minutos y recibir el segundo y tercer gol lo dejó sin fuerza. El Menorca aguantó bien un duelo limpio -solo dos tarjetas- y logró su premio. Pero sabe que esto tan solo es el principio.
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