Marko Torres, tras el torneo de La Roda.

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El baloncesto menorquín no solo se forja en la Isla, en tanto que también proyecta su talento en el exterior. Marko Torres López (2012), integrante de la cantera del Bayern Múnich alemán, personifica tal afirmación.

Nuestro joven protagonista, tercera generación de una familia de relevancia dentro del contexto baloncestístico local, reside en suelo germano desde que sus padres, el exjugador mahonés, David Torres, y laexcorredora compostelana, Alexia López, decidieran establecerse allí hace ocho años.

«Es un buen jugador, con buena capacidad defensiva y que no necesita convertir 20 puntos para firmar una buena actuación; y tiene un gran espíritu de equipo», resume a grandes rasgos sobre su hijo el padre del jugador, David, con pasado en el Alcázar, en ‘high school’ norteamericano y en el desaparecido Menorca Bàsquet en su etapa LEB.

No en vano, el influjo y la genética paterna han destacado con toda probabilidad como factores clave para que Marko, que desde que cuenta cuatro años reside en un país, pese a su condición de actual campeona del Mundobaket, de clara querencia por el fútbol, haya decantado sus preferencias hacia el arte de la canasta.

«Practica fútbol con los amigos, en el cole, pero ya lleva tres años en el basket; el primero, en un equipo que yo llevaba, tendría nueve años y entrenábamos un día a la semana», sigue el progenitor. Para su segundo año, el curso anterior, Marko Torres recaló en el IBAM (International Basketball Acedemy Munich), un centro de rigor y exigencia mayor, donde por ejemplo se ha formado el que hasta la presente semana ha sido ala-pívot del FC Barcelona, Óscar Da Silva.

Con el equipo bávaro (es el tercero de pie por la derecha).

El presente curso, 2023-24, que ahora ha abordado su recta final, ha sido el de su estreno en el Bayern Múnich, también en el que ha cerrado su etapa alevín, y el que ha permitido a Marko disfrutar de su bautismo internacional, con motivo de la presencia en 2024 del equipo bávaro en diversos torneos en Pésaro, Sarajevo, Bolonia, Lissone, Budapest, y más recientemente en el selecto La Roda U12M Future Stars, que ha acogido la localidad manchega que da nombre al evento a lo largo de la semana pasada.

Granada, Virtus Bolonia, Next Hoops, Travel Team de Lituania (sendos programas reclutan talento internacional para competir en citas de este perfil) o Real Madrid –que se hizo con el título– han sido algunos de los equipos que han tomado parte en el mismo.

Experiencia

Un torneo, relata David Torres, «con gran nivel». «Ganamos a La Roda, Granada, perdimos de dos contra la Virtus… además, mi hijo metió un triple en el primer partido del torneo, nada más empezar… eso le dio confianza para afrontar el resto de la competición», abunda el padre de Marko. El cuadro de Múnich finalizó noveno.

Junto a su padre, David Torres.

Con antelación a jugar el evento rodeño, el Bayern de Marko Torres se erigió en ganador del torneo de Chemnitz, en Sajonia, donde se dirimía la supremacía del sur de Alemania en la categoría U12, que cristalizó en favor del Bayern, otra experiencia que sumar a la incipiente carrera de este prometedor jugador, a saber, el único exponente menorquín de la historia que ha integrado la disciplina del legendario club bávaro.

No obstante, cabe admitir que la inabarcable dimensión que a lo largo de toda la geografía planetaria ostenta el Bayern es producto de los grandes éxitos de su equipo de fútbol, si bien el baloncesto va granjeándose su terreno y la sección, cuyo primer conjunto dirige el gasteiztarra y ex del Madrid, Pablo Laso, es puntera en la Bundesliga y tiene plaza en Euroliga. «Lo cierto es que la afición que hay en Alemania por el baloncesto no es comparable a la que existe en España. Sí, ganaron el Mundial y su genética es idónea para el basket...», observa David Torres, pero que tampoco niega sin embargo que en el país teutón adolecen de cierta falta de improvisación, quizá por aquello de la férrea disciplina prusiana de la que depende su tan referida eficacia. «Les falta algo de picaresca, y eso es algo que no se entrena».

Sin embargo, la nutrida colonia de «exyugoslavos» que reside en la latitud germana, detalla Torres, genera un escenario propicio para que el basket prosiga estando «al alza» en los diversos ‘landers’ que conforman la república alemana.

Pero no todo es baloncesto. Tampoco para el joven protagonista que les presentamos en estas páginas, quien además de las prestaciones que acredita en la cancha, cumple de sobra en las aulas.
«En clase es aplicado y saca buenas notas. Le gustan las matemáticas, lo que se adapta muy bien al basket, es muy analista... su vida son los números, y estudia en un colegio bilingüe, donde todas las materias son en alemán e inglés, aunque también habla francés, como su hermana», repasa David Torres, que deja claro, no obstante, que «conmigo» siempre hablan en menorquín.

Hijo y nieto de jugador de baloncesto por la vía paterna, nieto e hijo de atleta por la materna, buen estudiante, buen jugador y canterano de una de las sociedades deportivas más emblemáticas e importantes del mundo; es Marko Torres López, un menorquín en el Bayern Múnich.

El apunte

Nieto de Miquel Torres, rostro histórico del basket local

El ADN de Marko Torres López es baloncesto. Como no puede ser de otro modo en virtud de sus antecedentes familiares. Y es que nuestro jovencísimo protagonista es hijo de David Torres Andreu, en su momento un buen jugador de formación en el CD Alcázar (integró el equipo que dio el último título balear U12 al club, en 1988), también con experiencia en el basket escolar norteamericano y presencia en la plantilla del antiguo Menorca Bàsquet en LEB. Además, Marko es nieto de Miquel Torres Guasch, exjugador de Alcázar, La Salle –con la que jugó en Segunda Nacional– y Boscos, y también exentrenador de estos tres equipos (la mejor etapa de Boscos y Alcázar fue con él al frente), exfederativo de la Comarcal y expresidente del CD Alcázar (en el ciclo 1989-93; gobernó el club en su última aventura en la vieja Segunda); en suma, uno de los tótem del basket menorquín. Además, la madre de Marko, Alexia, fue corredora de nivel nacional (en su día, quinta de España en los 400 lisos), como también su abuelo materno... el deporte en la sangre.