El Barça, que tardará de olvidar una de las noches más negras de su historia reciente, sólo fue mejor en el arranque, cuando parecía que, esta vez sí, había subido ese par de peldaños necesarios para doblegar al conjunto blanco. Comandado por un inspirado Huertas que, desde el principio, buscó con éxito a Tomic en el bloqueo y continuación, firmó un 12-4 inicial en apenas cuatro minutos que obligó a Pablo Laso a pedir su primer tiempo muerto.
El técnico del conjunto azulgrana, que había reservado a Navarro, daba también entrada a la 'Bomba', pero éste no despertaría hasta el segundo cuarto, al igual que Rudy Fernández, muy apagado en estos primero minutos. Con un igualado 20-20, se llegaba al final del primer período, pero el Real Madrid dinamitaba el partido al inicio del segundo. Con Sergio Rodríguez en estado de gracia, Rudy empezando a ver aro con más facilidad y una antideportiva de Papanikolaou que acabaría con cinco puntos extras del conjunto blanco, los blancos endosaban un parcial de 0-11 a los azulgranas para colocarse 20-31 antes de llegar al ecuador del segundo cuarto.
Un triple de Navarro y otro de Papanikolaou paraban la sangría, pero Rudy y Reyes respondían de nuevo desde los 6,75. El Barcelona, que había equilibrado la batalla del rebote, desperdiciaba sus opciones de recortar diferencias en el marcador desde la línea de tiros libres (9 de 17 en la primera mitad).
Sin embargo, su defensa en los últimos minutos de la primera mitad, un nuevo triple de Oleson y a la fiabilidad de Tomic en el poste bajo le permitieron mantenerse con vida al llegar al descanso (37-45). Ese último ataque de dignidad azulgrana sirvió simplemente para alargar la agonía durante los minutos que el 'Chacho', MVP de la temporada y a este paso también de la Final Four, estuvo descansando en el banquillo al principio de la segunda parte.
Cuando Rodríguez volvió a pista, el Real Madrid fue un vendaval. Su rival, con Navarro renqueante, Lorbek y Nachbar fuera del partido y Huertas intermitente, sólo tenía a Tomic, el mejor pívot de la competición, donde agarrarse. Diez puntos casi consecutivos de Sergio Rodríguez, un par de canastas fáciles de Llull y un triple estratosférico de Mirotic ejecutaban al Barça, que perdía de 25 puntos al final del tercer cuarto (48-73).
El festival madridista siguió en el último período ante un Barcelona sin defensa y sin orgullo que deambulaba apesadumbrado por el parqué del Mediolanum lombardo, a merced de un rival gigantesco que llegó a ganar de 39 (59-98, min.38), pero que al final lo hizo sólo por un punto menos, tras llegar a los tres dígitos (62-100).
Mañana domingo, le espera en la final el Maccabi, que sí creyó en el milagro y le remontó un partido que tenía perdido al CSKA de Moscú. Segunda final consecutiva para un Madrid plagado de estrellas y que parte como favorito.
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El orgullo de Menorca y mas aun para los menorquines madridistas. Gracias por existir Llull!!