Esta es la tercera condena firme para el exconcejal de Urbanismo de Palma. | Efe

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El Tribunal Supremo ha confirmado la segunda condena por delitos sexuales contra el exconcejal de Urbanismo de Palma Javier Rodrigo de Santos por abusar de un preso al que debía tutelar. El expolítico había cumplido ya la condena de cinco años de prisión que le fue impuesta en Palma por abusar de un menor de edad y, en Madrid, comenzó a colaborar con la fundación Padre Garralda. En el año 2017 era el encargado de gestionar varios pisos de los que disponía esta institución destinados a la reinserción de presos.

La Audiencia Provincial de Madrid consideró demostrado que De Santos aprovechó su cargo para intentar mantener relaciones con uno de los presos tutelados. En uno de esos episodios se abalanzó sobre él y ahí se produjo el episodio de abusos que le acarrea una condena de dos años de prisión. Esa sentencia fue confirmada tanto por el Tribunal de Justicia de Madrid como ahora por el Supremo.

El Alto Tribunal valida la apreciación de las pruebas llevada a cabo en las dos condenas previas. Considera que los mensajes de WhatsApp que el acusado remitió al recluso «no permiten albergar dudas sobre la motivación sexual» y que respaldan la versión dada en el juicio por la víctima. De Santos no sale del todo mal parado del procedimiento. Inicialmente afrontaba una petición de cárcel de veinte años por parte de la Fiscalía y eran tres los reclusos que le acusaban de abusos y agresiones sexuales. La Audiencia de Madrid estimó que, en dos de los casos, se trataron de relaciones consentidas y, por tanto, descartó condenarle. Sin embargo, los antecedentes penales de De Santos le pueden complicar ahora una posible suspensión de la condena.

Rodrigo de Santos fue concejal de Urbanismo de Palma entre 2003 y 2007. Su caída en desgracia se precipitó al descubrirse que, en ese periodo, empleó la tarjeta de crédito que le había entregado Cort para sus gastos de representación en 'Casa Alfredo', un prostíbulo en el que además consumía cocaína. Después del estallido de esa primera causa, por la que fue condenado a dos años de cárcel, fue denunciado por abusar de tres menores de edad, a los que había conocido a través de una organización religiosa. La Audiencia le condenó a trece años pero el Supremo rebajó esa condena a cinco.