Joan Mayans ha optado por diversificar su negocio y ampliar la tienda de su gasolinera para poder sobrevivir.

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«Gano más vendiendo un paquete de chicles que gasolina». Así de claro lo expone el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Baleares, Joan Mayans, que advierte que auge de las gasolineras desatendidas (no cuentan con personal o sólo durante algunas horas) «está matando a las tradicionales», ya que no pueden competir con sus precios y los beneficios han caído entre un 20 % y un 30 %.

Mayans explica que las estaciones de servicio convencionales han ajustado al «máximo posible el margen de beneficio» que tienen al vender el carburante y asegura que ya no pueden hacerlo más, porque prácticamente lo harían a pérdidas. «Por ejemplo, si cobramos el litro de gasolina a 1,61 euros, nosotros nos llevamos entre 10 y 12 céntimos». En este punto, argumenta que «no podemos abaratar más los carburantes porque para poder abrir una estación pequeña necesitamos, como mínimo, a cuatro trabajadores. De media, el coste por cada empleado para la empresa es de 25.000 euros anuales. ¿Cuántos litros de carburante tenemos que vender para pagarlo?».

Reconversión del sector

Por ello, el representante de las estaciones de servicio de las Islas expone que no les ha quedado más remedio que reconvertirse para evitar tener que hacer despidos, e incluso, cerrar. «El sector se está reconvirtiendo porque el negocio realmente lo tenemos en la tienda, la cafetería o el servicio de paquetería», argumenta. Así, no sólo la imagen del gasolinero está en peligro de extinción, sino la de las propias gasolineras. Ahora, hay un conglomerado de negocios a su alrededor: desde lavanderías para la ropa a lavado de mascotas, entre otros.

Gasolineras
Las estaciones de servicio han diversificado su negocio; la cafetería, la zona de lavado o la recogida de paquetes les generan más ingresos que los carburantes.
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Hasta el momento, los empresarios que han optado por reconvertirse están resistiendo y no se han producido cierres en las Islas. «Con servicios como el de tienda, cafetería o recogida de paquetes estamos haciendo que muchos de nuestros clientes vengan a repostar a nuestras gasolineras, aunque tengan que pagar un poco más. Al consumidor que hemos perdido es al que busca sólo precio porque nosotros al tener que pagarlos sueldos de los trabajadores no podemos competir con los que no lo tienen».

Más baratas

De media, llenar un depósito de gasolina cuesta unos 80 euros en una gasolinera convencional, en función de cómo esté el precio del carburante; mientras que en una desatendida el coste es de 70-75 euros. Por tanto, se produce un ahorro de entre 5 y 10 euros. Mayans detalla que las grandes empresas están haciendo descuentos de fidelización para evitar que sus clientes se vayan a las desatendidas. En estos casos la diferencia de precio se reduce un poco; las tradicionales son entre 1 y 5 euros más caras.

El presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Baleares insiste en que las gasolineras atendidas cumplen funciones muy importantes; siendo la más destacada la seguridad. «Nosotros vendemos carburante, que es altamente inflamable y explosivo, por lo que es recomendable que haya siempre una persona cualificada que pueda actuar en caso de que se produzca una incidencia», expone. Además, avisa que el riesgo de caída de los usuarios se incrementa si se vierte combustible en el suelo al repostar, especialmente si llueve». También subraya que es un servicio de mayor calidad y necesario para las personas con discapacidad.