Fulgencio Coll, Patricia de las Heras, Gabrie Le Senne y Toni Gili, todos ellos de Vox. | Jaume Morey

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Si el PP fuerza la caída de Gabriel Le Senne como presidente del Parlament, habrá consecuencias. Es el aviso de la dirección de Vox al PP y a Marga Prohens cuando apenas faltan 24 horas para que se celebre el pleno en el que se votará la remoción de Le Senne a instancias de la izquierda por haber roto la fotografía de Aurora Picornell. Fuentes de la dirección de Vox insisten en la idea que expresaron el primer día que el PP opinó que Le Senne debía dimitir: si Le Senne dimite, también debe hacerlo Marga Prohens porque los dos son presidentes en virtud del mismo acuerdo. Consideran tanto Le Senne como Prohens están atados por ese acuerdo firmado en junio del año pasado tras las elecciones.

La dirección del partido de extrema derecha precisa, al mismo tiempo, que la ruptura de los acuerdos PP-Vox ha implicado que Vox deje de estar en los gobiernos autonómicos o de apoyar a los presidentes, como es el caso Balears, pero matizan que eso en nada afecta a la situación en los parlamentos autonómicos, que siguen en manos de dirigentes de Vox. Además, de Balears, el partido preside los parlamentos de la Comunitat Valenciana, Aragón y Castilla y León, donde no se ha suscitado la posibilidad de que dejen sus cargos.

Pero, además, las fuentes de la dirección afirman que echar a Le Senne implicará un choque total entre los dos partidos y alerta de que, si su apoyo a Prohens ya no está garantizado tras la ruptura del acuerdo, menos lo estará a partir de ahora si el PP se suma a la petición de la izquierda para echar al presidente. El primer problema para Prohens está en la tramitación del decreto de simplificación administrativa, que se tramita como ley en el Parlament. La segunda, con los antecedentes del año pasado, es la aprobación del techo de gasto y del proyecto de ley de Presupuestos del año que viene. Y mientras tanto, el PP sigue sin desvelar qué hará, aunque en estos momentos todo apunta a que no forzará la salida de Le Senne.

A la espera de lo que pueda pasar con los dos diputados críticos de la formación    ultra que aún siguen en el grupo parlamentario, Idoia Ribas y Sergio Rodríguez, la marcha de Agustín Buades obliga a reordenar los escaños de Vox por tercera vez en menos de un año. Buades pasará a ser no adscrito y se sentará con José Francisco Cardona, el primer diputado de Vox que se fue del partido por discrepancias.