En la imagen, tomada tras el atropello mortal, el sábado por la mañana, poco antes del precinto del yate, varias personas limpian apresuradamente los restos de la fiesta del día anterior. La fotografías ya están en poder de la Guardia Civil. | R.S.

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Los implicados en el atropello mortal de Cala Bona limpiaron el yate ‘La Luna’ antes de que fuera precintado por agentes de la Guardia Civil. Lo hicieron, supuestamente, para borrar las posibles huellas de la fiesta que habían celebrado a lo largo del día anterior. Sin embargo, fueron fotografiados lanzando vasos de tubo vacíos al muelle de Porto Cristo, mientras despejaban a toda prisa la embarcación, una Riva 66 Ribelle de bandera alemana y casi 20 metros de eslora, que está valorada en más de cuatro millones de euros.

El yate, cuando se produjo el atropello mortal de Guiem Comamala, lo dirigía el hijo del propietario, un alemán de 35 años de edad que según vecinos de Porto Cristo es piloto de avión. Su padre, el dueño del yate, es empresario y tiene un socio mallorquín vinculado al sector náutico del Llevant. Nada más tener noticias de que un joven había sido arrollado mortalmente en el mar por una embarcación que se había dado a la fuga, todas las patrullas disponibles de la Guardia Civil se pusieron en marcha para dar caza al barco huido, del que al principio únicamente se sabía que era «grande y de color negro».

Las primeras unidades en movilizarse fueron las patrullas rurales, que peinaron toda la costa de Llevant y también la bahía de Palma, en busca de un rastro sobre el barco ‘fantasma’, del que se tenían pocos datos.

Los encargados de los clubes náuticos y el personal de guardia de los muelles fueron alertados de que un yate se había dado a la fuga tras matar a uno de los tripulantes de un pequeño bote que pescaba calamares frente al Cap Pinar, en aguas de Cala Bona. El hecho de que la embarcación tuviera el casco de color negro ayudó sobremanera. Así las cosas, la Benemérita procedió a controlar los puertos de Cala Rajada, Cala Bona, Porto Cristo, Portocolom, Porto Petro, la Colònia de Sant Jordi, sa Ràpita, s’Estanyol, y los clubes náuticos de Palma.

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La operación ‘cerrojo’ se había completado y durante horas los agentes esperaron alguna pista sobre el paradero de la embarcación, que finalmente fue detectada en el club náutico de Porto Cristo, amarrada. La tripulación de ‘La Luna’ sostuvo en un primer momento que no se habían percatado del golpe mortal con el bote de Guiem, pero los agentes consideran que esta versión no es creíble. De ahí que en las próximas horas está previsto que el hijo del dueño del barco, que reside en la Isla, sea acusado formalmente de lo delitos de homicidio imprudente y omisión del deber del socorro.

El sábado a las ocho de la mañana, una mujer que acudió a limpiar el yate ‘La Luna’ fue interrogada por la Guardia Civil y explicó, según ha podido saber este periódico, que no sabía nada del accidente y que el propietario le había pedido que fuera. Los agentes encontraron un móvil en la proa. Las cámaras del club náutico ayudarán a los investigadores a averiguar cuántas personas iban a bordo del yate la noche en que se produjo el atropello.

Los responsables del caso, que han entrevistado a marineros y patrones que han trabajado en la lujosa embarcación, tratan de averiguar si el capitán intentó huir de Mallorca en avión tras el accidente. Una mujer explicó a este periódico que se trata de un hombre que ha protagonizado numerosas fiestas a bordo del yate con chicas jóvenes y alcohol.

Guiem, como lo conocía su familia, estudió en el IES Sant Marçal. «Nos ha dejado un exalumno brillante y una persona excepcional», publicó el instituto en su página web. «Siempre lo recordaremos y formará parte de nosotros».