Una enfermera atiende a un bebé en la UCI de neonatología de un hospital. | Efe

TW
10

Baleares vive instalada en una paradoja demográfica. Es la comunidad donde más ha aumentado la población durante este siglo, casi un 30 % durante estos 20 años, pero pese a esta vitalidad ha entrado de lleno en el invierno demográfico, con más muertes que nacimientos en los seis primeros meses del año. Las Islas están instaladas en un proceso de decrecimiento vegetativo que solo se salva gracias a la inmigración: si no llegaran migrantes, las Islas perderían población, como demuestras las cifras de muertes y nacimientos que ayer hizo públicas el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Según estas cifras, muere más gente de la que nace y eso es un problema para mantener los servicios. En estos seis primeros meses del año han nacido un total de 4.467 bebés, una media de unos 750 al mes y muchos de ellos hijos de mujeres inmigrantes, que son las que aguantan la natalidad en el archipiélago. Los datos son malos, pero aún así suponen un 6,38 % más de los que nacieron hasta junio del año 2023, con 4.199 nacidos el año pasado. Sin embargo, ese aumento es insuficiente para compensar el número de fallecidos en la Comunitat. Hubo 5.407 hasta junio, lo que implica que si se cerraran las fronteras y no pudiera entrar nadie a Balears, la Comunitat habría perdido un total de 940 habitantes en el primer semestre de 2024.

La Comunitat lleva una década en la que el descenso de nacimientos en continuo. En 2014, en plena crisis económica en las Islas nacieron 10.673 niños, por encima de los 8.974 del año pasada y, muy probablemente, por encima de las cifras definitivas de este año cuando se tengan los datos definitivos. El año pasado hubo más nacimientos que muertes, pero los datos del primer semestre de este año no son alentadores ya que se constata que hay decrecimiento vegetativo.