Francesc Antich, durante la entrevista. | Jaume Morey

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El verano de 1999 fue de alta intensidad política y Francesc Antich se convirtió en el primer presidente socialista de Baleares. Dirigió una coalición inédita que aprobó medidas sin precedentes y que fue atacada «por tierra, mar y aire» por la derecha y los poderes económicos. Tampoco la izquierda y el ecologismo ahorraron críticas y tras las siguiente elecciones gobernó el PP. Volvió a presidir el Govern entre 2007 y 2011. Lo recuerda 25 años después en una entrevista con este diario. Esta es su reflexión.

¿Empezamos por la ceremonia multitudinaria de tarde del 27 de julio de 1999 en sa Llonja?
Tengo un recuerdo fantástico de aquel acto, centenares de personas, un acto abierto y una ilusión brutal. La derecha gobernaba en Balears casi desde los tiempos de Viriato. Aquello se vivió como una verdadera revolución.

Horas antes había prometido su cargo casi en petit comité.
Sí, si. Tuvimos que adelantarlo. El Rey empezaba ese día las vacaciones y quería ser recibido por el nuevo presidente y yo no prometía hasta la tarde. Hablé con los míos para ver que se tenía que hacer y me dijeron que no era discutible, que había que adelantarlo. Prometí el cargo en el Consolat pero mantuvimos la ceremonia para la lectura de los decretos de nombramientos del vicepresidente y los conselleres y conselleras. Sí, fue un acto multitudinario e inolvidable.

En el que usted apeló al protagonismo del pueblo.
Era mi primer discurso después del debate de investidura, se presentaba el primer Govern de izquierdas en la historia de Balears. Fue un acto cargado de emoción. Estoy muy agradecido a todos los consellers y conselleras, muchos tenían más expersiencia que yo e hicieron un trabajazo. No tengo más que buenos recuerdos y todavía nos seguimos viendo una vez al año. Sólo tengo palabras de agradecimiento.

Las elecciones habían sido el 13 de junio y el PP no obtuvo mayoría absoluta ¿Supo desde el primer momento que UM iba a apoyar un Govern de izquierdas?
Bueno, veníamos de una experiencia muy positiva, el pacto del Consell de Mallorca que transformó muchas cosas. Y las relaciones fueron buenas. Había muchas posibilidades de reeditarlo con esos resultados aunque fuéramos muchos partidos. Estábamos nosotros, el PSM, Izquierda Unida, Los Verdes y UM.

¿Negoció el pacto con Maria Antònia Munar y luego trasladó a los partidos de izquierda lo que habían negociado?
Yo tenía muy buena relación con Munar de la étapa en que presidía el Consell. Hubo reuniones entre la izquierda y del PSIB con UM. Había temas muy importantes para Maria Antònia Munar como el papel de los consells o el tren. Negociaba conmigo y yo con los demás. Pero había gran voluntad de llegar a acuerdos y no echarnos las líneas rojas a la espalda. No se podía dejar pasar esa oportunidad. Al final firmamos todos un programa político que se siguió. Hubo debates y, como es natural, discrepancias pero el programa se cumplió y hay propuestas que nacieron entonces que todavía se mantienen, UM no estaba en el Govern pero con su se apoyo se aprobó la ecostasa, los parques naturales y el cambio territorial.

Francesc Antich en Algaida el día de la entrevista con este periódico.

Aznar y el PP estatal se implicaron y ofrecieron de todo a Munar a cambio de que Matas fuera presidente, hasta un Estatut como el de Catalunya ¿Por qué prefirió apoyar a la izquierda?
Porque recordaba la época de Gabriel Cañellas en la que le había hecho una OPA hostil. Desconfiaba del PP y sabía que su objetivo era comerse a UM. No hubiera podido sacar brillo a su gestión. Sí, el PP se implicó y le ofreció de todo, más financiación, competencias en Justicia, el INEM y la Sanidad antes que al resto de comunidades.

Usted se convierte en el primer presidente socialista de Baleares después de 16 años de autonomía y con apoyo de un partido de centro. Ese modelo no había sido ensayado antes en otras comunidades.
Efectivamente. Había otros modelos pero ninguno como el de aquí. Y, desde el primer momento, esa fórmula tuvo un ataque frontal desde el Gobierno de España. Temían que se trasladara a otros lugares pero han tenido que pasar casi 25 años para que la la fórmula de la coalición llegara al Gobierno estatal. Desde el primer momento fue un ataque por tierra, mar y aire y nos pusieron a Matas de ministro de Medio Ambiente sólo por hacernos las contra. Nos cerraron todos los grifos. Me acuerdo de que iba a hablar con Álvarez Cascos [ministro de Fomento con Aznar] para pedir carreteras adaptadas a nuestro territorio y nos decían que no, que tenían que ser autopistas. Yo le decía es que en Baleares no tenemos sitio para autopistas y él me respondía que me buscara un páramo. Y yo que aquí no tenemos páramos. Y todo así. Matas se iba a Aragón, también con presidente socialista, que le pedía desaladoras contra la sequía y él decía que no, porque afectaban al calentamiento del planeta. Y luego venía aquí, y como sabía que Margalida Rosselló [consellera de Medi Ambiente, de Els Verds] no quería desaladoras, si pedíamos una, nos ofrecía 20. Y no sólo teníamos una oposición política. Aquí los poderes económicos se paseaban como Pedro por su casa y el Pacte venía con propuestas a las que no estaban acostumbrados. El Pacte fue una nueva manera de hacer política y una nueva forma de cohesión social. Multiplicamos las hectáreas protegidas, hicimos planes de residuos, el plan hidrológico, aprobamos la ecotasa, medidas urbanísticas. Eso creó problemas en los poderes económicos que hicieron una campaña brutal con el mensaje de que por ahí no pasaban, que quién manda aquí y que hasta aquí podíamos llegar.

¿Ni el PP ni el sector hotelero aceptaron esa primera ecotasa, no?
Y la combatieron. Y Matas la derogó cuando fue presidente. Aquella primera ecotasa, tan bien preparada por Joan Mesquida, que en paz descanse, no pudo ser recurrida a los tribunales pero sí provocó una guerra. Los hoteleros, que tenían la opción de cobrarla por módulos, optaron por cobrarla turista por turista, y así provocar un rechazo mayor. Urdieron una campaña brutal. Pero es que, en temas de turismo, no estaba la ecotasa, también perseguimos casi 47.000 plazas ilegales, se empezó a trabajar para tener independencia en la contratación, creamos la primera central de reservas por internet, se se creo el fondo de rehabilitación turística para ayudar al sector pero también para comprar espacios naturales, como Aubarca y es Verger , dimos dinamita a edificios… Fue un pacto muy modernizador, recuerde la lucha de Pre Sampol contra las grandes superficies y el apoyo al pequeño comercio….

Pero incluso el ecologismo fue crítico. ¿Pasados 25 años se puede calificar de izquierdas aquel Govern?
Me enfadé mucho con el GOB en aquel momento, por aquella pared frente al Consolat. Es cierto que nadie está nunca satisfecho del todo pero no tengo ninguna duda de que aquel fue un Govern de izquierdas y que hizo políticas de izquierda que no se habían hecho nunca. En todas las áreas. Intentamos parar la masificación pero también hubo una gran apuesta por la educación y la reforma laboral. Logramos la transferencia de sanidad, se hizo la lay de salud, por primera vez se creó un servicio de cirugía cardiáca, apoyamos iniciativas en servicios sociales, se creó el Institut Balear de la Dona, que ningún Govern se ha atrevido a suprimir, aprobamos la primera ley cremallera de España, paridad al 50% entre hombres y mujeres en las listas electorales. Y sí, en vísperas de las elecciones nos dijeron que aquel no era un pacto de progreso sino de regreso.

Ahí quería llegar. ¿Por qué la izquierda no revalidó su mayoría?, ¿qué paso?, ¿por qué el ecologismo también les dio la espalda?
Gobernar es transformar y después de tantos años de gobiernos de derecha había muchas expectativas. Cuando uno repasa todo lo que se hizo y de dónde veníamos, de cómo se crearon parques naturales, de las inversiones en el transporte público, de como se creo el TIB y se racionalizaron todas las concesiones de autobuses y se llegó a Manacor y Sa Pobla en tren, quintuplicamos la labor del Ibavi en vivienda... Nos quedamos bastante sorprendidos con la famosa pared del GOB. Pero bueno, no tengo la impresión de que perdiéramos por esa pared.

¿Tal vez por el voto en Formentera que años después es el punto más débil de la mayoría del PP?
Sí, básicamente fue un tema de cambio de voto en Formentera y de la campaña brutal de los hoteleros en las zonas turísticas por la ecotasa. Muchos hoteles adelantaron la cena de Navidad al verano para pedir a los trabajadores que no votaran al pacte de Progrés porque si ganábamos no abrirían los hoteles. No repetimos pero hay cosas que no se han cambiado. Y dejó a la izquierda el convencimiento de que la unión hace la fuerza, el enemigo es muy poderoso.

Este año se cumplen 40 desde que la corriente Socialismo y Autonomía, de Joan March, asumió la dirección del PSIB. Usted viene de ahí y también Francina Armengol. Y ahora el PSOE asume parte de aquellos postulados. ¿Qué análisis hace?
Mi estrategia para aquel primer Govern fue la de Socialismo y Autonomía, por eso valoro mucho aquel lema que creamos: Quatre Illes, un país cap frontera. Teníamos muy claro la defensa del país, de un país que era las Illes Balears con una apuesta clara del federalismo para España y otra igual de firme por la cohesión social y la igualdad. Eso es la socialdemocracia y no hay otra manera de responder a la derecha y a la ultra derecha. Socialismo es igualdad y cohesión social atendiendo a los territorios. Eso era Socialismo y Autonomía y hoy sigo creyendo que es la única respuesta posible. En el tiempo que fui presidente mi empeño fue la unidad, la cohesión y que todos los grupos fueran juntos y no dispersos. El futuro de España es federal, desde el PSIB hemos empujado siempre y eso es el modelo del PSOE y por ahí va su apuesta por la financiación autonómica.

¿Un concierto económico con Catalunya para que Illa sea president es federalismo?
Bueno, Illa ya es president, y eso es muy importante. Todavía no tengo muy claro si se puede llamar concierto económico a la apuesta de financiación. Lo que yo tengo claro es que Zapatero nos colocó a Baleares 14 puntos por encima de la media. Y que las propuestas que han venido de Catalunya han forzado a medidas que han beneficiado a otras comunidades. Tenemos un situación y unas necesidades muy parecidas a las de Catalunya, el título octavo de la Constitución no es un sistema, es un marco, y los estatutos se reforman, y también la Constitución. El debate va para largo pero el final es claro: financiación justa y solidaridad.

¿El debate de la sucesión en el PSIB también va para largo?. Usted tuvo una segunda oportunidad. ¿Debe ser Francina Armengol la candidata socialista en 2027?
Lo he hablado con ella. La persona que tenemos más en forma en el PSIB es Francina Armengol y la más preparada con mucha diferencia. Nos ha superado a todos los que hemos estado antes. Tiene una inmensa capacidad de trabajo y un respeto absoluto por el partido. Es ella la que nos tiene que dirigir a una situación. ¿Qué pienso yo? Que estamos en un momento de transición, que no temos prisa y que hay que seguir enraizando el partido y avanzando sin volvernos locos. No estamos descabezados, tenemos una persona con suficiente capacidad para estar en Madrid y seguir cortando el bacalao aquí. Estamos a lo que ella diga y será la que decida según vaya evolucionando la situación política de España. No nos pongamos nerviosos. Tiene toda la confianza.