El Govern basará gran parte de su hoja de ruta para la sostenibilidad turística de Baleares en el Índice de Desarrollo de los Viajes y el Turismo publicado hace pocas semanas por el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), también conocido como Foro de Davos. En este documento de 96 páginas se fijan las líneas maestras en las que deben inspirarse las estrategias regionales para la gestión del que se ha convertido en uno de los principales problemas de los destinos de éxito: la saturación.
El arquitecto del texto que marcará las pautas del desarrollo turístico en las Islas, el director de la Fundació Impulsa Balears, Antoni Riera, ya avanzó que este documento irá tomando forma a partir de las conclusiones de una docena de grupos de trabajo -supervisados por un consejo de expertos y diferentes directores generales del Govern- y de las aportaciones de toda la ciudadanía a través de la plataforma digital habilitada a tal objeto. Y el índice del Foro de Davos servirá de molde en todo ese proceso.
«Para elaborar el programa marco antes de la firma del Pacto y para que todo esto tenga la máxima coherencia tomaremos un marco de referencia que pone encima de la mesa el WEF a través del Índice de Desarrollo», señaló Riera para explicar que «esta metodología es muy aceptada internacionalmente: la mayor parte de países que tienen en el turismo una de sus pautas de producción miran con mucha atención este informe».
Un primer vistazo a la biblia en la que el Govern basará su propia biblia da algunas pistas sobre los planes de acción que puede acabar integrando el documento balear. Uno de los más destacados es el referente a la mano de obra del sector turístico, el cual da a entender que la armonía entre residentes y turistas debe comenzar por una masa laboral satisfecha con sus condiciones de trabajo.
Ecoturismo
«Con el sector turístico siendo un significativo empleador global, hay una oportunidad de liderar esfuerzos globales hacia una mejora de las condiciones laborales», reza el texto, el cual recomienda enfocar esos esfuerzos en mujeres, jóvenes e inmigrantes para la creación de empleo; promover medidas de protección social o regular las horas de trabajo, así como favorecer la movilidad, la conciliación y otros beneficios. Por otro lado, también se sugiere la apuesta por los green jobs o trabajos basados en ecoturismo y la conservación del medio ambiente.
La preservación natural es otro punto capital, ya que se insta explícitamente a «priorizar» este apartado arrancando el compromiso de turoperadores, oferta en destino y visitantes. Para ello, el gobierno regional debería «integrar la naturaleza en la planificación, desarrollar propuestas de negocio ecoturístico, fijar estrategias de gestión de visitantes y trazar políticas proteccionistas». Además, aboga por incentivar el uso de combustibles sostenibles en el sector aéreo para reducir emisiones, que aunque quede fuera del rango de competencias regionales, siempre se puede presionar sobre instancias superiores.
También se hace hincapié en el fomento «actitudes positivas» y de prácticas de consumo sostenible por parte de los turistas, «alentando el consumo de alimentos de bajo impacto ambiental o la reducción del uso de materiales plásticos».
De cara a la descongestión de ciertos puntos turísticos, se recomienda definir la capacidad de carga para esas zonas -incluidas las de las propias ciudades- así como dispersar el turismo hacia zonas rurales y destinos secundarios a través de la mejora de infraestructuras y accesos. «Las inversiones en infraestructuras pueden minimizar estos problemas» señala el Índice para incidir que todo este proceso incluye también el adecuado desarrollo del transporte, las instalaciones y servicios sanitarios y las tecnologías de las telecomunicaciones.
El «diálogo social» , por otra parte, se subraya como imprescindible para frenar el descontento ciudadano. Así, se apuesta por «poner las comunidades residentes en el centro de la estrategia», «educar a los viajeros en prácticas responsables» y abordar iniciativas como algunas que Baleares ya ha transitado o está a punto de hacerlo, como la creación de normativas turísticas o de consultas sobre satisfacción ciudadana.
Entre esas políticas figura además la de «fomentar el intercambio cultural entre visitantes y residentes» para mejorar la convivencia a través de eventos, festivales y experiencias culturales que involucren a ambos colectivos. «Es esencial implicar a las comunidades locales en la planificación y desarrollo turísticos para asegurar que sus voces son escuchadas y su herencia cultural respetada».
Se trata, en definitiva, de una serie de pautas que «incorporan cuestiones de sostenibilidad de la demanda, ambiental y social», explica Riera. «La reformulación de este marco estratégico es lo que dará las garantías necesarias» para abordar la cuestión del desarrollo de la industria turística. Y sentencia: «Más volumen puede poner en peligro los atractivos de un destino turístico».
Julia Simpson, presidenta y directora general del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que estuvo la semana pasada de visita en Mallorca, apuesta expresamente por «trabajar mano a mano con las comunidades locales» y «dialogar con la gente para entender exactamente dónde residen esas molestias o esos problemas que tienen sus raíces en la saturación».
A modo de receta, aboga por «extender la temporada diversificando el tipo de turista» e «intentar controlar el tamaño de los grupos» que acuden a determinados puntos de interés turístico mediante sistemas de dispersión como los apuntados anteriormente.
Baleares exportará sus avances
«Hay muchas regiones de Europa que están en un proceso similar», señaló Riera para explicar que, de hecho, «nuestros resultados podrán ser comparables e incluso imitables para otras regiones». En ese sentido, Impulsa Baleares ha firmado un convenio con el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo para desarrollar un programa con el fin de «exportar como ejemplo lo que haremos en Balears». Con todo, Riera advierte y matiza que «aunque muchas regiones podrían ser tomadas como ejemplo, las transiciones son específicas de cada territorio».
El Govern ya está trabajando en esa misma línea. El director general de Turisme, Pep Aloy, ha estado esta semana en Jerez divulgando los planes de Baleares en el VII Congreso Internacional de Calidad y Sostenibilidad Turísticas. «El modelo turístico actual ya no es el adecuado y debemos ser valientes y transformarlo», expresó Aloy en referencia a la situación balear para precisar que esa transformación «debe ser consensuada».
8 comentarios
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La ventaja que tenemos los catastrofistas es que no hay gobierno que nos decepcione.
Hem de tomar hotels i deixar de pagar 5300 milions a Espanya cada any. Que només els residents puguin comprar vivendes, com se fa a Malta i altres zones de la UE
Tot lo que no sia millorar qualitat i baixar xifres de visitants son vuit i nous. Fora pensions, hostals i hotels de meins de 3 estrellas. Pujar MOLT s,ecoraxa. Eliminar totas ses vivendas vacacionals il.legals. incentivar, a carrec de s,ecotaxa, sa baixa de plaçes hoteleras. MOLT mes control polocial a zones saturades
Si señor, promocionar eventos de interior como las fiestas de Sant Antoni, la Beata, Moros i Cristians, es Muc, excursiones a las cuevas de Porto Cristo y Artá, ver la fábrica de perlas Majorica, el cristal de can Gordiola y el tren de Soller, excursión a Sa Calobra, y ver Lluc para rezar el Rosario, viajar en globo, ver la Catedral, la academia de Nadal y tomar un café y una ensaimada en Can Joan de s’Aigo, y sobre todo enseñarles a los de la Wanto a distinguir entre Palma, Las Palmas y La Palma
No. Ese no es el camino. Solamente decrecer, ahí está la clave. Y si llega a sobrar gente en Mallorca, existen los flujos migratorios hacia otras zonas y territorios. Así como llegan, luego se van. Toda la vida se ha hecho así, y funciona.
Página 1 de 96… ampliar terrazas y horarios de apertura..
Realmente a España van a venir 110 millones de turistas y no se han RESUELTO ni se RESOLVERÁN los problemas básicos como el acceso a la vivienda o el suministro de agua. Se producirá mucha tensión entre visitantes y autóctonos. La única duda es, que cantidad de sufrimiento es capaz de aguantar la población?
El modelo turístico actual sirve para que otras regiones vean lo que no se tiene que hacer.