Imagen del acceso a un gimnasio de Palma. | Pilar Pellicer

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El culto al cuerpo y a la imagen ha hecho que sectores como el del los gimnasios o centros deportivos hayan experimentado un auge «exponencial, pero a la vez descontrolado» en el caso de Baleares. Así lo refieren desde la Associació Empresarial d'Instal·lacions Esportives de les Illes (AEIEB), que lamentan el «intrusismo» y la «falta de control» respecto a una parte del colectivo que se mantiene al margen de esa entidad, asociada a la CAEB.

El sector oficial de las instalaciones deportivas privadas, que reúne a unos cuarenta asociados que representan a cerca de medio centenar de locales repartidos por todas las islas, reclama «las mismas inspecciones y controles por parte de Hacienda o la Seguridad Social» para quienes han abierto negocios que funcionan paralelamente y, en ocasiones, con personal no titulado. «Legal, económica y profesionalmente, los asociados cumplimos con todo lo que se nos exige», refieren de la AEIEB, que destacan su trabajo con el Colegio de Licenciados en Educación Física (COLEF), además de su aportación a la Llei de l'Activitat Física i l'Esport de Baleares, que busca poner orden ante ese intrusismo que denuncian. «Es un tema a regular porque los asociados estamos formados y procuramos hacerlo bien», añaden.

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Un grupo de usuarios del Megasport, con las nueva máquinas. Foto: Megasport Centre

«Hay gente en un pequeño box o en un garaje que monta un negocio y otros que utilizan instalaciones públicas en plena calle, sin control alguno», lamentan, a la par que apunta a una cantidad superior a los 300 los locales o negocios en activo en las islas, pese a que a la AEIEB apenas pertenece menos de medio centenar. Eso genera lo que consideran una «competencia desleal» sobre la que indicir.

El crecimiento de este segmento de negocio resulta innegable y con él, los profesionales intentan «ofrecer un producto seguro y de calidad a nuestros clientes», aportando como garantía su experiencia y el pertenecer a entidades como la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas (FNEID), lo que otorga mayor solvencia a este servicio. «Hay algunos que escapan a nuestro radio de acción», añaden, a la par que recuerdan la declaración de la actividad física como servicio esencial y en caso de prescripción médica, como sanitario.

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Un joven, en la zona de calistenia de Son Moix. Foto: Pilar Pellicer

Mientras, los locales que se ofrecen como gimnasios, centros deportivos o de CrossFit, una práctica en auge en los últimos años, crecen dentro del panorama, especialmente en las calles de Palma, donde algunas franquicias buscan hacerse su espacio a la par que algunos negocios especializados en tipos de clientela como la femenina, que goza de recintos exclusivos para mujeres. También lo hacen en localidades de la Part Forana, añadiéndose al paisaje como nueva oferta paralela a la pública, capitalizada por los polideportivos municipales, tanto en los pueblos como en Palma. Aunque en este último caso, el IME ha dotado a esas instalaciones de maquinaria que les permite situarse a la altura de la oferta privada.

Los polígonos industriales, a su vez, son el hábitat en el que crecen esos locales a los que señalan desde la AEIEB, que crecieron especialmente tras la pandemia y sobre los que reclama mayor control «por la calidad del servicio y la seguridad de los clientes», apostillan desde el colectivo, que destaca los pasos dados a nivel legal gracias a iniciativas como la Llei de l'Activitat Física i l'Esport de les Illes Balears, aprobada en 2023, que regula este tipo de prácticas y la preparación de los profesionales. «Sólo pedimos que se cumpla la normativa», señalan desde la asociación que reúne a las voces autorizadas del sector y que, durante la pandemia, tomó la iniciativa en la gestión de la crisis y a la hora de recuperar la actividad tras un frenazo que dejó secuelas dentro de este colectivo.