Paola, auxiliar de enfermería con sus compañeros en Colombia.

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Según la Encuesta Europea de Población activa España es el tercer país europeo con mayor número de extranjeros sobrecualificados solo por detrás de Italia y Grecia. Sabemos que Baleares es el territorio nacional con más puestos de trabajo cubiertos por personal no cualificado académicamente, pero aún así ¿Perdemos talento?

Según los datos que recoge la Fundació Impulsa, Baleares es la comunidad que menos talento desperdicia con solo un 16,7 % de los puestos de trabajo de las Islas ocupados por personas sobrecualificadas. Es decir sus empleos son de categoría inferior a su nivel de estudios.

La mayoría de trabajadores sobrecualificados de las Islas son extranjeros. Son 21,1 de cada 100 empleados mientras que los españoles que se encuentran en la misma situación son 14 de cada 100 trabajadores.

Los más sobrecualificados son los extranjeros procedentes de países de la Unión Europea (con un 26,2 %) que les sacan seis puntos porcentuales a los extranjeros no comunitarios (con un 21,7%). El porcentaje podría ser aún mayor pero la convalidación de las titulaciones académicas de países de fuera de la Unión Europea no es fácil y muchos acaban tirando la toalla.

Evelin Godoy (45 años), instrumentadora quirúrgica y enfermera en su Argentina natal, trabaja como sociosanitario realizando asistencia de ancianos domiciliaria en la Mancomunitat del Pla. Tardó años en homologar sus estudios y cuando lo consiguió fue con una categoría inferior a la esperada: Auxiliar de enfermería.

La falta de información, la burocracia, la nacionalidad y situación legal son, junto con las cargas familiares, algunos de los motivos por los que muchos extranjeros no comunitarios no llegan a convalidar sus estudios.

Godoy relata cómo su situación legal (vino con un permiso de trabajo) ha sido una traba a la hora de completar su formación. «Me preparé para sacarme el B1 y el B2 de catalán pero cuando fui a pagar las tasas del examen me pedían tener el NIE», dice. «También pensé en matricularme en la UIB y cursar las asignaturas no convalidadas para volver a tener mi categoría de enfermera, pero no había garantías de que me convalidaran y necesitaba trabajar para mantener a mi familia», añade.

La colombiana Paola Castañeda sí consiguió convalidar su titulación de auxiliar de enfermería en su país de origen pero, a pesar de ello, afronta su segunda temporada como camarera de piso, a la espera de una llamada del IBSalut que no llega.

«Conseguí homologar mi titulación cuando salimos de la pandemia. Me inscribí en el IBSalut y envié currículums a todas las clínicas privadas. Tengo experiencia en consulta externa, cardiología, electrofisiologia, oftalmología y en el comité de infecciones pero nunca me llaman. Esta es mi segunda temporada como camarera de piso en hoteles», relata.