Así, Baleares es la sexta comunidad que se sitúa por encima de la media estatal. No obstante, las Islas han bajado en 1,1 puntos el porcentaje de personas jóvenes que viven fuera del hogar familiar, mientras que este dato experimentó un incremento en el conjunto de España.
Baleares presenta una disminución de la emancipación a pesar de contar con la segunda mayor tasa de actividad y empleo de jóvenes de todo el territorio español, la segunda menor de paro y uno de los salarios medianos más altos de España, todo ello acompañado de una más que considerable reducción de la temporalidad en 24 puntos.
Sin embargo, a pesar de estos, en teoría, buenos datos laborales, los jóvenes de Baleares apenas despegan de la media española de emancipación por el problema protagonista de los últimos años: los precios de la vivienda. Las Islas tienen la media de alquiler más alta de España, por lo que una persona joven residente en Balears tendría que pagar 1.312 euros para poder vivir en solitario. Ello supondría dedicar el 98,4 % de su sueldo. Si quiere comprar en el mercado de la vivienda libre, también se va a encontrar con el precio medio más alto de todo el Estado: 286.990 euros.
Con estos precios de la vivienda, afrontar una hipoteca se antoja muy complicado si hay que asumir inicialmente el 20 % del valor del inmueble (las entidades bancarias financian un máximo del 80 %), más los gastos de trámites hipotecarios y los correspondientes impuestos.
Antes de la gran crisis de 2008, la tasa de emancipación en Balears era del 26,1 %, próxima a la europea y casi diez puntos por encima de la actual.
David Abril, profesor de Sociologia en el Departament de Filosofia i Treball Social de la UIB y miembro del Observatori Social de les Illes Balears, explica que «podríamos entender como un dato normal, o incluso bueno, que la media balear de emancipación se ajuste a la española, pero es la mitad de la media europea, que es del 31,9 %. Uno de cada tres jóvenes europeos puede emanciparse, pero sólo puede hacerlo uno de cada seis españoles o baleares. En el caso de las Islas, se confirma que los jóvenes presentan buenos datos laborales, pero no les sirven para emanciparse. Tener trabajo no supone ninguna ventaja, por lo que estarían incluidos en el grupo de trabajadores pobres. Tienen una ocupación laboral, pero no pueden pagar una vivienda. Es otro modo de ser nini: ni comprar ni alquilar».
Abril recuerda que «muchos mayores se dirigen a los jóvenes con la consabida frase de a tu edad ya me había comprado una casa, pero las circunstancias actuales no son nada fáciles con los desorbitados precios de la vivienda. La tasa de ocupación de los jóvenes es elevada, pero a base de trabajos precarios y a tiempo parcial, con sueldos por debajo de los mil euros».
El profesor de la UIB, que también es investigador del Grup de Recerca en Desigualtats, Gènere i Polítiques Públiques, señala que «la alternativa de emancipación no es vivir por tu cuenta, sino compartir vivienda, por lo que nos encontramos con adultos que están prolongando su vida de estudiantes. En definitiva, acceder a una casa para un modo de vida individual o particular es imposible, a no ser que un joven cuente con una red familiar que le permita heredar o tener una ayuda directa de sus padres».
5 comentarios
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Massificació turística i especulació= misèria! Polítics panxes agraïdes, preneu nota!
Y encima nos parece lo normal porque ahora se pondrá de moda el coliving, el cofolling y el copater. Eso sí, después hay que quejarse de los morosos, los destrozos (que en muchos casos no es voluntario, solo que en las cabezas de muchos no entra que donde solo debería haber dos entran seis), que los jóvenes no se independizan, que algunos estudian y se van al extranjero; que los inmigrantes son muy malos, que se reproducen mucho... Y todo, todo, todo nos parece normal y lo justificamos. ¿Quien se va a querer perder la fiesta inmobiliaria? Tonto el último. Eso sí, en el invierno las casas de más de media isla vacías y en los pueblos casas que se caen a pedazos. Sin comentarios.
En algun momento, las nulas políticas en vivienda de los últimos 60 años en nuestro país, tendrían que pasarle factura a nuestros políticos. En España este problema no crea ningún tipo de interés político, ni tan siquiera debate alguno.
¡Adelante con el turismo! Nos hace pobres económica e intelectualmente y encima le reímos las gracias.
Si si, detectamos los problemas para llegar a la conclusión de que no tienen solución, los normalizamos y continuamos. Los jóvenes que pueden se van de éste país y bien que hacen.