«Las culebras invasoras que tenemos en Baleares no son una amenaza para los humanos pero sí para el medio ambiente porque ponen en riesgo la supervivencia de especies endémicas como la lagartija y algunas aves propias de la costa». Explica Víctor Colomar, coordinador del COFIB en Ibiza y Formentera.
«Cuando se empezó a estudiar el fenómeno en Ibiza en el año 2016 los expertos creían que la serpiente de herradura solo se desplazaba por tierra, pero desde entonces han sido varios los avistamientos de culebras invasoras nadando en mar abierto. De ahí que el COFIB haya incrementado la vigilancia en los islotes habitados por especies autóctonas en riesgo. Esos islotes han pasado de ser un refugio para las lagartijas endémicas a convertirse en una trampa sin escapatoria si la culebra consigue llegar hasta ellos.
El COFIB inició en 2016 las primeras campañas de control de culebras invasoras en Ibiza y Formentera con el objetivo de proteger a la lagartija pitiusa. El programa se ha ampliado cada año desde entonces y actualmente se trabaja también en Mallorca para proteger a la lagartija balear en los islotes ante la posible llegada de serpientes de herradura y para capturar a la culebra bastarda cuya población está creciendo en algunas zonas muy concretas de Mallorca (Pollença y Alcúdia).
Las serpientes de herradura, la bastarda y la de escalera se consideran especies invasoras en todas las Baleares salvo en Menorca donde la culebra de escalera vive desde tiempos antiguos. La de herradura y la bastarda figuran como especies invasoras en el catálogo nacional.
Las trampas experimentales para capturar serpientes que se colocaron en 2016 se utilizan ahora también en Mallorca dentro de un programa de conservación que se financia con los fondos procedentes del impuesto de turismo sostenible (antigua ecotasa). La campaña de capturas comienza en primavera (cuando las serpientes despiertan de la hibernación y dura hasta mediados de octubre cuando bajan las temperaturas y vuelven a hibernar).
«Esta temporada se han capturado entre 600 y 800 serpientes invasoras en Formentera, entre 1.500 y 2.000 en Ibiza y unos pocos centenares en Mallorca donde se trata de proteger a la lagartija autóctona en los islotes (Dragonera, El Toro y Cabrera). «Por descripción bibliográfica estas serpientes invasoras son terrestres pero se están viendo culebras de herradura nadando a mar abierto. El peligro de invasión de islotes es real y los reservorios genéticos se han convertido en una trampa», dice Víctor Colomar.
Explica que «las especies invasoras cuando llegan a un territorio no se comportan igual que en su lugar de origen. Aquí las hemos visto nadando en mar abierto y estamos observando cosas que no se habían descrito en ningún otro lugar o no se les había dado importancia. Tenemos densidades altísimas por falta de depredadores sobre todo en Ibiza y en algunos puntos de Mallorca. En la Península están los jabalíes, zorros o tejones que podrían depredarlas potencialmente y aquí carecemos de estas especies. Tenemos erizos y cernícalos pero lo que estamos viendo es que los depredadores potenciales no les hacen frente», dice el experto.
«Aunque no se sabe con exactitud cómo llegaron estas especies a Baleares la teoría que mayoritariamente dan por buena los expertos es que pudieron llegar ocultas en olivos ornamentales. Baleares ha sido la primera región de la Unión Europea que hace una regulación de transporte de mercancías (en concreto de olivos y similares) para evitar la entrada accidental de epecies invasoras, en concreto culebras», explica Colomar.
Baleares ha aumentado además el nivel de protección de algunas de las especies amenazadas, como las lagartijas autóctonas, ahora consideradas endémicas. Prohíbe la importación de olivos durante las épocas de hibernación de las serpientes. «Se prohíbe la entrada de olivos dos meses en primavera y tres semanas en otoño, se puede decir que solo se permite en los momentos en los que las culebras no deberían estar hibernando ni hay huevos en los cepellones», señala el coordinador del COFIB en Ibiza y Formentera.
Sobre los efectos que el calentamiento global puede tener sobre este calendario el experto sostiene que «necesitamos un periodo más largo de tiempo para poder valorarlo aunque sabemos que el cambio climático tensiona todo lo autóctono y favorece al invasor».
Además de a las lagartijas endémicas las serpientes invasoras podrían poner en riesgo la población de algunas aves marinas que nidifican en islotes como la pardela balear y la pardela cenicienta y aunque hasta la fecha no se ha visto un impacto directo sobre el ferreret los expertos vigilan que no lleguen a sus hábitats. «Su comportamiento nos está sorprendiendo negativamente y nos enseña que no hay que quitar ojo», dice Colomar.
El experto destaca la colaboración de los voluntarios y de fundaciones y asociaciones como Amics de la Terra, el GEM o el GOB, entre otras. En Ibiza colocan más de 3.000 trampas y ya es frecuente capturar ejemplares dentro del casco urbano. En Mallorca la presencia de serpientes invasoras en núcleos urbanos es mucho menos frecuente. Las personas que quieran colaborar como voluntarias en las capturas pueden ponerse en contacto con el COFIB.
Las jaulas de diseño balear tienen el tamaño de una caja de zapatos y están divididas en dos compartimentos. En uno de ellos han un ratón que hay que mantener con vida y el otro compartimento tiene una puerta que solo se abre hacia dentro de forma que una vez entra la serpiente queda atrapada.
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