Una foto de archivo de un guardia civil en la costa de Baleares. | Guardia Civil

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Las corrientes marítimas en el Mediterráneo y la marca del pañal de la bebé de ocho meses que se encontró muerta el martes de la semana pasada en la playa de Roda de Berà (Tarragona) fueron pistas para los investigadores de la Guardia Civil al identificarla. Lo explicó el teniente de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Tarragona David Herreras, que ha contado que al encontrar a la niña en la playa no detectaron ningún indicio de criminalidad, por lo que tenían «todas las hipótesis abiertas». Al día siguiente de encontrarla, la autopsia reveló que se trataba de una niña de unos seis meses --la edad fue aproximada hasta que se la identificó-- y los investigadores activaron dos vías para identificarla: de un lado, cotejar su ADN con las muestras en las bases de datos disponibles, y por otro investigaron la ropa que llevaba la niña buscando indicios de su procedencia. La etiqueta del body que llevaba no les dio ningún indicio de dónde se había comprado, pero gracias a la marca del pañal supieron que «se trata de una marca distribuida principalmente en el Norte de África y Turquía».

«También se solicitó a nuestro servicio marítimo un estudio que informase sobre posibles corrientes que se dan en el Mediterráneo para que pudiese dar un poco de luz sobre la zona donde podría ser el fallecimiento», ha recordado Herreras, que ha explicado que con esta información acotaron que la muerte no tenía que haber sido necesariamente en Tarragona y se pusieron como límites Alicante y Baleares. Los investigadores también contemplaron la opción de que la niña fuera una desaparecida, pero no encontraron ningún caso que por fechas y edad coincidiera con ella.

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A estos indicios se sumó el aviso del consulado de Argelia, que informó de que una patera que partió de la ciudad argelí de Cherchel había naufragando yendo rumbo a Baleares con 15 personas, entre ellas una pareja con una bebé de ocho meses. Contando con el aviso del consulado, los investigadores anticiparon al laboratorio que iba a cotejar el perfil genético de que había una «posibilidad muy alta» de que la niña fuera la bebé de la patera, y compararon directamente su ADN con el de la mujer que sospechaban que era su madre, lo que Herreras ha destacado que hizo el procedimiento más ágil que si hubieran esperado a cotejarlo con toda la base de datos.

El cadáver de la mujer fue encontrado el mismo día del naufragio, el 6 de abril, en la costa de Ibiza, y la comparación de su perfil genético con el de la bebé ha sido positivo, unos resultados que los investigadores han conocido este mismo martes por la mañana y con los que han podido identificar a la niña. El cuerpo del padre de la niña también fue encontrado e identificado días después del naufragio, en su caso en la costa de Alicante, pero su perfil genético no ha sido usado para la identificación de la menor; y de este naufragio se han encontrado en total ocho cadáveres. Herreras ha destacado que la unidad de investigadores ha dado «máxima prioridad» a este caso, del que ha señalado que, al inicio, incluso sabiendo que la menor provenía de una patera no podían descartar posibles indicios de criminalidad.