La compañía dirigida por Mark Zuckerberg, propietaria de plataformas como Instagram, Facebook y Threads, ha compartido su intención de contribuir a que la comunidad científica comprenda cómo se relaciona el uso de las redes sociales con el bienestar de los usuarios.
En este sentido, Meta se ha asociado con el Centro de Ciencia Abierta con la intención de, a través de los datos recabados de los usuarios, realizar un estudio sobre el bienestar de las personas y cómo pueden afectar las redes sociales. El objetivo de este estudio es el de ayudar a la comprensión científica del público sobre «cómo diferentes factores pueden o no afectar al bienestar» de los usuarios y, en base a todo ello, obtener formas de ayudar a las personas a «prosperar».
En concreto, tal y como ha explicado el COS en un comunicado en su web, se trata de un programa piloto en el que Meta compartirá «ciertos datos de redes sociales» que se preservarán de forma privada con un grupo selecto de investigadores académicos para estudiar los temas relacionados con el bienestar.
El proyecto utilizará nuevos tipos de procesos de investigación que, según ha detallado el COS, se han popularizado en el «movimiento de la ciencia abierta», como el prerregistro o la revisión temprana por pares, con los que ha asegurado una «innovación prometedora».
Por ejemplo, al utilizar el método de revisión temprana por pares, los investigadores presentarán una propuesta de pregunta de investigación y metodología para someterse a una revisión antes de observar los resultados de la investigación.
De esta forma, según han desarrollado, se consigue «mejorar el rigor», ya que se requiere que los investigadores planifiquen su metodología de manera «clara y temprana». Así, expertos independientes al estudio revisarán por pares la pregunta y la metodología, incluso antes de llevar a cabo el estudio.
Igualmente, tal y como ha detallado el investigador científico principal de COS, Andrew. Tyner, con el modelo de Informes Registrados se promueve un compromiso previo sobre cómo se probarán las preguntas y se evaluarán las evidencias.
Por otra parte, Tyner también ha subrayado que, una vez se finalice el estudio, se darán a conocer todos los resultados y «no solo aquellos que confirmen la hipótesis o respalden una teoría predominante». Además de todo ello, COS ha especificado que únicamente actuará como un tercero e invitará a «un grupo selecto de investigadores» a presentar propuestas de informes registrados.
Es decir, el modus operandi de este proyecto se inicia con la llegada de propuestas de investigadores, con planes de investigación para analizar la posible relación entre el bienestar de las personas y las redes sociales, así como una solicitud de datos específicos de las redes sociales de Meta.
Si se aceptan dichas propuestas, tras una revisión científica independiente «de calidad y rigor», los investigadores procederán a analizar los datos relevantes compartidos por Meta. Finalmente, una vez obtenidos los resultados, de cara a «avanzar en la transparencia y permitir la reproductibilidad de los hallazgos», los análisis e informes finales estarán disponibles públicamente.
No obstante, tanto Meta como COS han resaltado que «colaborarán para implementar medidas de protección de privacidad» de cara a ofrecer seguridad ante el uso de datos de los usuarios de redes sociales.
Por su parte, el vicepresidente de Investigación de Meta, Curtiss Cobb, ha puntualizado que la compañía se compromete a participar en este estudio «de una manera que respete la privacidad de las personas» que usan sus aplicaciones. Igualmente, ha reiterado que COS tiene «un historial comprobado de apoyo al rigor científico y proyectos complejos de ciencia abierta».
Se trata de un proyecto piloto que tiene una duración estimada de dos años y que, actualmente, se encuentra en «las primeras etapas de planificación», a la espera de que comience «en los próximos meses».
Con todo ello, según ha manifestado el director senior de Investigación de COS, Tim Errington, esta asociación entre Meta y COS representa «un paso significativo» hacia el fomento de la apertura y colaboración entre «la academia y la industria». Por lo que, con este proyecto piloto, también pretenden «establecer nuevos estándares» para las futuras prácticas en el intercambio de datos con la comunidad de investigación "beneficiando en última instancia al interés público".
El proyecto piloto sobre el bienestar y las redes sociales se presenta ante un panorama en el que estas plataformas están presentes en el día a día de los usuarios de forma habitual, como una forma más de comunicación entre las personas, incluso como herramienta de socialización con desconocidos o como un espacio de expresión personal. También son utilizadas como un escaparate y forma de conexión en entornos laborales.
Sin embargo, el uso habitual de estas plataformas también presenta algunas complicaciones que pueden ocasionar daños al usuario, con cuestiones relacionadas con el tiempo de uso, el tipo de contenido que se publica o las relaciones sociales que se desarrollan en estos espacios. Llegando, incluso, a alterar las realidades psicológicas y sociales de los usuarios.
Esta situación se vuelve especialmente complicada cuando son los usuarios menores quienes utilizan las redes sociales, ya que pueden estar expuestos a características y contenido que, por ejemplo, impulsan a comportamientos dañinos como los trastornos alimenticios o el acoso. Asimismo, también se deben de enfrentar a algoritmos que promueven un uso continuado de la plataforma, lo que puede ocasionar dificultades de concentración o de gestión del tiempo.
En este marco, Meta se ha visto envuelta en algunas demandas por no garantizar ciertas medidas de protección frente al uso de sus redes sociales por parte de usuarios menores.
Así, tal y como se pudo conocer en noviembre, la compañía se enfrenta a una demandada interpuesta por varios estados de Estados Unidos, en la que se señala que, desde el año 2019, la compañía ha recibido más de 1,1 millones de reportes sobre la existencia de cuentas de usuarios menores de 13 años (edad mínima de uso) en Instagram y que, en respuesta, solo ha inhabilitado una fracción de estas cuentas.
Siguiendo esta línea, en el mes de octubre del pasado año los fiscales generales de 33 estados de Estados Unidos también presentaron una demanda conjunta contra Meta, en la que acusaban a la compañía de engañar a los usuarios sobre los daños que sus plataformas -como Facebook e Instagram- llegan a hacer a los menores.
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