Alguno de los mensajes más recurrentes tienden a confrontar la versión clásica de 1937, «una obra maestra histórica de la narrativa», con esta de 2025, que más bien se asemeja «una obra maestra histórica de la propaganda 'progre'».
El reciente estreno de la nueva versión en acción real del clásico cuento de los hermanos Grimm ha generado una oleada de reacciones divididas tanto en taquilla como en redes sociales. La producción, que ha costado la astronómica cifra de 240 millones de euros (unos 261 millones de dólares), ha iniciado su andadura comercial con cifras que están siendo interpretadas de manera dispar según diferentes sectores de la industria y la crítica.
La adaptación protagonizada por Rachel Zegler ha logrado recaudar 87 millones de dólares a nivel mundial durante su primer fin de semana, pero la cifra que más preocupa a los analistas son los apenas 43 millones conseguidos en el mercado estadounidense, muy por debajo de los 50 millones que se habían pronosticado como mínimo necesario para considerarse un arranque aceptable. Estas cifras palidecen especialmente cuando se comparan con otros reestrenos similares de la misma compañía, como El Rey León que en 2019 consiguió amasar unos impresionantes 263 millones de dólares en su debut mundial, o incluso La Sirenita, que pese a enfrentar críticas similares, tuvo un rendimiento comercial superior.
La controversia cultural detrás del debate comercial
Gran parte de la conversación en torno a esta producción se ha centrado en lo que algunos sectores consideran una reinterpretación controvertida de los elementos tradicionales del cuento. Las redes sociales, especialmente la que maneja Elon Musk, han sido el escenario de intensos debates donde usuarios críticos han celebrado lo que consideran un «fracaso merecido»por lo que denominan una deriva 'woke' o excesivamente progresista de Disney, algo que como vemos no es estrictamente nuevo.
Entre los elementos más cuestionados se encuentra la diversidad racial en el reparto, encabezado por Zegler, de ascendencia latina, así como determinados cambios narrativos que algunos espectadores interpretan como una alteración de los valores tradicionales presentes en la historia original.
En España, donde el filme llegará próximamente a las salas, el debate ya ha comenzado a reproducirse en círculos cinematográficos y redes sociales, aunque habrá que esperar para comprobar si las tendencias de taquilla siguen el patrón observado en Estados Unidos o si, como ha sucedido con otras producciones similares, el mercado español responde de manera diferente.
Una tendencia más amplia
Este estreno se enmarca en una estrategia comercial más amplia que la compañía lleva desarrollando durante años, consistente en actualizar sus clásicos animados en versiones de acción real. Una política que ha tenido resultados comerciales dispares: desde éxitos rotundos como La Bella y la Bestia (1.263 millones de dólares a nivel mundial) hasta resultados más discretos como Dumbo (353 millones).
Los analistas de la industria señalan que el debate cultural podría estar influyendo, pero también apuntan a otros factores como la saturación del mercado con este tipo de adaptaciones o la posible fatiga del público ante versiones que, según algunos críticos, no aportan elementos narrativos sustancialmente novedosos respecto a los originales animados.
Las cifras de taquilla en España durante los últimos años muestran que este tipo de producciones suelen tener un comportamiento razonablemente bueno, con más de 3,5 millones de espectadores para El Rey León en 2019 y cerca de 2 millones para La Bella y la Bestia en 2017, según datos del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA).
Un fenómeno particularmente notable en esta ocasión ha sido la intensa campaña en redes sociales contra la producción, que comenzó incluso antes de su estreno, cuando se publicaron los primeros avances. Expertos en comunicación digital consultados señalan que existe un patrón creciente de polarización ante producciones que modifican elementos de obras populares previamente establecidas.
«Lo que estamos viendo es un choque entre diferentes concepciones sobre cómo deben actualizarse las obras clásicas», explica Laura Martínez, especialista en análisis de tendencias digitales. «Por un lado, quienes defienden que las adaptaciones deben reflejar la diversidad actual; por otro, quienes consideran que estas modificaciones responden a agendas ideológicas más que a necesidades narrativas».
Otro factor relevante es que aproximadamente el 42 % de los comentarios negativos en redes sociales provienen de cuentas que no han visto la película, según un reciente análisis de patrones de conversación online, lo que sugiere que parte de la controversia responde más a posicionamientos previos, marcos mentales y clichés preestablecidos que a una valoración fría y objetiva del producto audiovisual final.
La controversia se suma a una tendencia creciente de debates similares en torno a grandes producciones cinematográficas que han decidido actualizar sus narrativas con enfoques más diversos. El fenómeno, que ya se observó con adaptaciones anteriores como La Sirenita o Mulan, refleja una industria en transformación que intenta equilibrar la fidelidad a los materiales originales con las sensibilidades contemporáneas, mientras navega las complejas aguas de un mercado global cada vez más fragmentado ideológicamente.
2 comentarios
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Dejen a los personajes clásicos en paz. ¿Alguien se ha quejado de la raza de Vaiana, Blade o Black Panther?. El problema es cuando conviertes a personajes clásicos en personajes "inclusivos" para satisfacer a ciertos lobbies. Es que contratar a una actriz de color para un personaje que se llama Blancanieves ya es el colmo de lo absurdo. Tan absurdo como sería contratar a un pelirrojo de ojos azules para el papel de Black Panther.
... es cierto que el prurito que muestran con lo de la cuota racial, el no herir susceptibilidades, de ser políticamente correctos, se ha llevado a tal extremo que ya causa rechazo... pero estoy convencido de que en esta ocasión la razón principal es que quieren historias nuevas, no refritos de algo que ya nos conocemos desde siempre...