Diez muertos, quince heridos, 138 viviendas arrasadas y cien familias sin hogar son el resultado del incendio que arrasó el edificio de Campanar (Valencia) del que este sábado se cumple un año. Unas catastróficas consecuencias para las que aún no se han encontrado responsables y que abrieron la puerta a la actualización del Código Técnico de la Edificación (CTE) que, pese a contar ya con modificaciones, continúa como proyecto de Real Decreto sin ser aprobado por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana. Mientras tanto, la investigación judicial sigue en proceso tras ser reabierta en julio por la Audiencia de Valencia con dos principales frentes: el revestimiento de la fachada y el procedimiento de evacuación del bloque de viviendas.
"Se está trabajando en revisar el CTE, que es el regula estos edificios, pero sí habría que tener un poco más en cuenta sobre todo el tema de la protección pasiva (conjunto de medios, elementos y características físicas que ha de reunir un edificio). De momento, no se prevé endurecer la normativa sobre el uso de material no combustible", sentencia Ángel Duque, responsable de desarrollo de negocios en Grupo Fire, patrono de la Fundación Fuego y Expresidente de Aerme. Según Duque, una de las razones por la que dos bloques completos de viviendas (el incendio del principal se propagó al de al lado) fueron arrasados por el fuego en tan solo una hora está en "la alta combustibilidad de los materiales de la fachada".
Concretamente, este revestimiento, denominado panel sándwich y que en este caso concreto era el Larson PE, de la empresa Alucoil, formado por dos láminas de aluminio de aleación unidas por un panel de composite, ardió como si fuera gasolina sólida. Según explica Vicente Terol, presidente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia), la construcción del edificio valenciano "se inició en febrero de 2006, con anterioridad a la normativa sobre edificaciones", que entró en vigor un mes después, el 28 de marzo de ese año. Terol también hace hincapié en que, "a raíz del incendio de la Torre Grenfell en Londres, se efectuó una modificación en el CTE en 2019 que aumentó las exigencias respecto a las fachadas ventiladas como esta, exigencias que se incrementan según la altura del edificio".
Aún así, los Larson son los más utilizados ahora mismo en las nuevas construcciones. "La Unión Europea impuso en 2024 una nueva directiva para mejorar la eficiencia energética de los edificios, buscando cero emisiones para el 2050, que lo que está consiguiendo es que se estén colocando materiales combustibles en las fachadas", dice Duque, que reconoce que se adquieren "por los costes". Precisamente, este tipo de paneles se suelen usar para la creación de fachadas ventiladas como la de Campanar y que son óptimas para la eficiencia energética. Los hay ignífugos, pero son más caros.
Confinados en el baño
Más allá de los materiales utilizados en la construcción de Campanar, también se ha puesto el foco en el protocolo de evacuación utilizado. Durante el suceso, los Bomberos mandaron a los vecinos confinarse en sus casas, una decisión que ha sido más que debatida después de que se conociera que un matrimonio y sus dos hijos, uno de ellos recién nacido, murieron encerrados dentro del baño. "Lo lógico es evacuar siempre que se pueda, el problema es cuando el propio fuego está generando gases tóxicos, también si no se puede evacuar por las escaleras", comenta Duque. "En estos casos lo normal es encerrarse en alguna zona de la casa con ventanas, tapar todas las rendijas y humedecer las puertas", agrega.
Se prendió el interior del edificio y los cristales se rompieron por la temperatura, dando la casualidad de que hacía un viento muy fuerte que propagó el fuego
Algo que también corrobora Antonio Tortosa, vicepresidente de la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios Tecnifuego. "En Campanar se juntaron varios factores y la mala suerte: se prendió el interior del edificio por la explosión de un frigorífico y los cristales se rompieron por la temperatura, dando la casualidad de que hacía un viento muy fuerte que propagó el fuego, haciendo que se metiera por todos los sitios porque el bloque estaba abierto", explica, a la vez que reconoce que el ya mencionado material de la fachada ayudó a la propagación. "El mayor componente en el incendio fue el viento", reitera. Aquel 22 de febrero las rachas superaron los 60 kilómetros por hora.
Para Tortosa, el protocolo seguido por los Bomberos fue el que tenía que ser y poco más se podía haber hecho frente a la fuerza del viento, algo que también comparte Duque, que cree que con los medios que había se hizo todo lo posible. Y es que, muchos edificios antiguos no tienen escaleras de emergencia separadas para una buena evacuación, tampoco compartimentadas (dividida en secciones separadas, lo que ayuda a evitar la propagación), algo que ya se utiliza para los edificios nuevos, que incluso se cierran con puertas RF cortafuegos y aunque en Campanar había escaleras separadas, colapsaron con el fuego favoreciendo su expansión. En este sentido, para Duque evitar este tipo de catástrofes parte de la base de la prevención. "Empresas, asociaciones y Bomberos estamos luchando porque se coloque detección automática. Esto no va a apagar el fuego, pero sí va a avisar con suficiente antelación para que se pueda evacuar a los vecinos", afirma el experto, que cree que existe una reglamentación amplia en tema incendios pero no para las viviendas particulares.
Pedimos que los materiales que se instalen, sin hablar de ninguno en concreto, no propaguen el incendio y que no sean tóxicos para que ese humo no mate
Seguridad, concienciación y formación
El expresidente de Aerme opina que no hay una buena seguridad en edificios vecinales, sobre todo teniendo en cuenta que todas las modificaciones en materia de normativa no son retroactivas. Por ejemplo, los bloques antiguos no están obligados a instalar extintores. Así que el experto pone el foco en la concienciación y la formación a las personas para que sepan cómo reaccionar ante un incendio. El vicepresidente de Tecnifuego, por su parte, lucha porque "los materiales que se instalen, sin hablar de ninguno en concreto, no propaguen el incendio y que no sean tóxicos para que ese humo no mate".
Y ante un incidente como el que se produjo en el edificio valenciano las directrices de estos expertos son claras: avisar al 112; hacer caso de las directrices de los Bomberos; avisar a los vecinos y evacuar, siempre teniendo libres esas vías de evacuación; e incluso controlar (como prevención) la cantidad de elementos enchufados en las viviendas. En el caso de que no haya una vía de evacuación, lo ideal es encerrarse, tapar todas las rendijas, humedecer las puertas y avisar a Emergencias.
Según el último informe Víctimas de incendios en España en 2023 de la Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), en 2023, un total de 249 personas perdieron la vida por incendio o explosión, la cifra más elevada desde 2010, 173 de ellos por fuegos en viviendas. Ese año, el último que hay datos, se produjeron más de 131.500 fuegos o explosiones, 28.312 de ellos en edificaciones y 18.512 en viviendas.
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