Fuentes cercanas a la investigación han señalado que se ha tratado de una acción más del operativo que se inició el jueves para buscar al joven desparecido y que la UME, que se ha retirado pasadas las 23.00 horas, ha actuado en apoyo a la Policía Nacional. La Policía mantiene abierta la investigación y la búsqueda de Prieto, aunque ha calificado la desaparición de «inquietante». También han pedido la colaboración ciudadana y las redes sociales se han llenado de mensajes de ayuda para encontrar al futbolista.
Álvaro Prieto, jugador de los juveniles del Córdoba CF, de 18 años, viajó el miércoles a Sevilla para pasar una noche de fiesta con unos amigos El jueves por la mañana, el último día en el que se tuvo conocimiento de su paradero, tenía previsto volver en tren a Córdoba, pero a parecer perdió su tren y se quedó sin batería en el móvil. Decidió entonces subir a otro tren sin el correspondiente billete, aunque fue detectado por el personal del tren que le instó a bajar del tren.
Las cámaras de la estación muestran al joven salir caminando de Santa Justa, las últimas imágenes que se tienen de él hasta el momento. La familia ha informado de que no tiene contacto alguno con él, la misma información que, al parecer, pueden aportar los jóvenes que estuvieron con él hasta poco antes de acceder a la estación sevillana.
La madre piensa que su hijo no ha desaparecido por voluntad propia y que, tras perder el tren de las 07,20 que tendría que haber cogido el 12 de octubre en Santa Justa con destino a Córdoba, el joven de 18 años habría intentado llegar a su casa de cualquier forma. Sin embargo, el joven no llevaba dinero en efectivo y tenía su teléfono móvil --su único método de pago-- sin batería. «Se encuentra impotente, que no puede ni llamar ni comprarse un billete. Por eso yo miraba en la cuenta si había comprado otro billete. Entonces, le dice a la azafata lo que le pasa, pero pasan de él. A partir de aquí, tengo que buscarme la manera de irme para Córdoba», comenta la madre, intentando adivinar los pensamientos de su hijo en ese momento. También intuye que su hijo «andando no se iba a venir» y entonces podría haber pensado en un coche. «Un coche se para y una de dos: o se le ha llevado el coche y le han hecho de todo o caminando por ahí, le atropella un coche», plantea.
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