No resulta maravilloso entrar en la oficina o la cafetería donde hemos quedado y ser recibidos al vuelo de un ‘qué bien hueles'? Un halago deslizado en el momento oportuno rompe el hielo y reconforta, es una de esas pequeñas cosas de la vida capaces de arrancarnos un sonrisa sincera. Y si ser reconocido por nuestro perfume resulta gratificante, no serlo es una de las experiencias más frustrantes. En especial cuando nos hemos dejado un buen dinero en el frasco. Pero, ¿cuál es el motivo?, ¿qué estamos haciendo mal? La causa apunta en varias direcciones: un perfume con escasa longevidad, o quizá su formulación no casa con el PH de nuestra piel. Según un popular video con más de diez millones y medio de visualizaciones que corre por la red, la causa podría ser que llevamos toda la vida aplicándonos mal el perfume.
Afirma el video que uno de los errores más comunes consiste en frotarse las muñecas tras la pulverización. Por lo visto, no hay que hacerlo pues se rompen las moléculas del perfume y, por tanto, se transgrede la fragancia. «Nunca hay que frotar, hay que aplicar la colonia o el perfume y dejarla secar, porque llevan un montón de ingredientes que con la fricción se calientan y pierden sus propiedades», aclara la experta en perfume Silvia Seguí, a quien avala una experiencia de treinta años en el gremio.
Consejo
¿Qué hay que hacer, pues, para fijar la fragancia a la piel y dejar una estela perdurable y sostenida? «Hay que perfumarse donde hay latido, en los reversos de las muñecas y el cuello, y si puede ser recién duchado y desnudo, porque es cuando mejor penetra en la piel». Por otra parte, explica la experta que existen perfumes que por su formulación tienen una mayor predisposición para prolongarse durante horas. Éstos contienen ingredientes como «la vainilla, el pachuli, el ambar gris y el iris, que hacen que la fragancia perdure más en la piel». También hay que tener en cuenta que la estela de un buen eau de toilette o perfume va mutando conforme avanza el día, porque «las fragancias tienen notas de salida, notas de corazón y notas de fondo».
Un truco para ganar consistencia y longevidad consiste en pulverizar directamente sobre la ropa, en especial tejidos como el algodón, el lino o la lana, capaces de conservar el perfume durante horas. Y, por último, aunque no menos importante, no pretendamos que la misma fragancia que lleva un amigo o compañero de trabajo despren da el mismo aroma aplicada sobre nuestra piel, puesto que «varía en función del olor personal de cada uno», afirma Silvia Seguí.
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