En México, los facultativos dieron entre quince días y un mes de esperanza de vida al niño si no se extirpaba el tumor y los padres iniciaron entonces una carrera contrarreloj para tratar de llevar al niño a España para ser intervenido. Fue clave la aparición de un empresario, que prefiere mantener el anonimato y que ha costeado el avión medicalizado hasta Barcelona y un centro sanitario, el de Sant Joan de Déu, que se ha ofrecido para tratarlo. En declaraciones a la prensa a las puertas del Hospital de Sant Joan de Déu, Alejandro Romero, el padre de Oliver, ha manifestado su alivio por poder estar ya en Barcelona.
«Estamos bien, contentos de que por fin Oliver esté aquí; él está bien, esperando le hagan todas las pruebas y que mañana nosotros podamos hablar con los neurocirujanos, para empezar lo antes posible», ha destacado Alejandro. Como el diagnóstico es de otro hospital de otro país, Sant Joan de Déu va a llevar a cabo las pruebas preceptivas para «corroborar toda la información» sobre el tumor, por lo que la operación no será inmediata, ha detallado el padre.
Su deseo es que el pequeño Oliver «se recupere y que se ponga bien», ha resaltado su padre, emocionado. Sobre el «ángel de la guarda» que ha hecho posible el traslado de Oliver hasta Barcelona en un avión medicalizado, Alejandro ha destacado que es una persona que quiere mantener el anonimato y que, desde el pasado sábado, ha estado «minuto a minuto» al lado de la familia, para analizar e ir solucionando todas las trabas que se han encontrado para poder salir de México cuanto antes.
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