El equipo científico ha llegado a estas conclusiones a partir de la información de InvaCost, la primera base de datos que compila los costes económicos asociados con invasiones biológicas en todo el mundo, ha informado la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) en un comunicado. «Como invasoras, las hormigas pueden llegar a ser muy peligrosas para la salud humana y para los animales de granja. Sus características biológicas y ecológicas, su estructura en supercolonias, su alto potencial reproductor y su gran capacidad para monopolizar recursos hacen que su impacto pueda ser muy dañino también para los cultivos», ha explicado Elena Angulo, investigadora de (EBD-CSIC) y líder del trabajo.
«Además, su pequeño tamaño y difícil detección favorecen su transporte y expansión fuera de sus hábitats nativos», ha añadido. Las invasiones de hormigas pueden alterar gravemente los ecosistemas; trastocan las cadenas tróficas, modifican los ciclos de nutrientes o disminuyen la polinización, entre otros. Además, impactan de forma directa sobre actividades humanas: afectan a la producción agrícola, dañan infraestructuras o pueden poner en peligro la salud pública. El equipo se ha centrado en analizar la información relativa a 12 de las 19 especies de hormigas que se encuentran identificadas como invasoras por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
De los 46.000 millones de euros de costes, unos 9.400 millones se han gastado en su gestión o computan como pérdidas económicas por los daños que se han producido. El resto están asociados a costes que no se han observado, pero que se han extrapolado tanto espacialmente (por ejemplo, con predicciones para las áreas invadidas donde no se han cuantificado sus gastos) como temporalmente (por ejemplo, con costes proyectados para el futuro). Buena parte de los costes están asociados a dos especies por las picaduras que producen: Solenopsis invicta (la hormiga roja de fuego) y Wasmannia auropunctata (la pequeña hormiga de fuego); el equipo también ha puesto de relieve cómo los costes de gestión de la invasión son mucho menores que los asociados a daños ocasionados.
Hasta ahora, los informes sobre los costes económicos se habían restringido, principalmente, a evaluar los costes de las medidas para controlar las invasiones, a excepción de los costes asociados a algunas especies de hormigas invasoras con más impacto, como la hormiga roja de fuego. El equipo científico del estudio quería estimar el impacto económico total, «lo cual podría aumentar la visibilidad del problema de estas especies y presionar que las administraciones y profesionales tomen conciencia sobre la actual amenaza que representan hacia la biodiversidad», ha apuntado Angulo.
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