«Espero que nadie pase por el calvario que ha pasado Luis, le haya costado tanto irse y dejar esta vida, ha sido un infierno. Eso no es propio de este tiempo, hay que hacer algo con la ley». Además, su marido le pidió que tras su muerte hiciera pública la siguiente carta:
De Marcos inició una recogida de firmas virtual dirigida a los principales líderes políticos del país, en la que apuntaba que los fuertes dolores que sufría «hacen desear abandonar este mundo ya, antes del tiempo que la Naturaleza y, por desgracia, la legislación española», le habían asignado.
La enfermedad degenerativa que sufrió durante más de diez años no le permitía levantarse de la cama, y solo podía mover ya la cabeza y el cuello. Sus críticas dirigidas a la leyes vigentes, que le obligaron a pasar por «un calvario», hacían hincapié en que la decisión sobre su vida no le pertenecía a él, sino a un médico.
Según informa la mencionada cadena, las últimas horas de Luis fueron muy duras, según ha relatado su mujer, quien ha agradecido la entrega de los profesionales que le han atendido en las últimas semanas que ha pasado en un hospital.
«Cuando lean esta carta yo me habré ido. He pedido a Asun que cuando emprendiera el viaje a Nanguilima o como se llame el lugar al que vamos cuando dejamos este mundo, la publique.
Simplemente quiero decir que creo que venimos al mundo con alguna misión, para desempeñar algún papel y a mí me ha tocado sufrir una enfermedad que me ha llevado a luchar por uno de los derechos más básicos. Ahora tengo plena conciencia de que el mínimo exigible a una sociedad desarrollada, civilizada y moderna es el derecho al suicidio asistido. Ojalá podáis tener esa salida si llegáis a necesitarla.
Muchas gracias a todos los que de alguna manera habéis apoyado esta causa, que no solo es mía sino de cualquier ser humano».
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