Vueling suministra SAF a diario y fue la primera aerolínea low-cost del mundo en ofrecer a sus clientes la posibilidad de mitigar su huella de carbono. | Vueling

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Desde su fundación en 2004, la aerolínea Vueling lleva adherido a su ADN la innovación como punto clave para encontrar y crear soluciones que den respuesta a las necesidades de sus pasajeros y el entorno. Este enfoque no solo la posiciona como una de las principales aerolíneas de bajo coste en Europa, sino que también le permite explorar nuevas formas de avanzar en sus esfuerzos en la descarbonización del sector.

Como parte de IAG, Vueling comparte el objetivo de alcanzar las emisiones netas cero en 2050, siendo pioneros en la industria con la implementación de la estrategia FlightPath Net Zero.

Vueling se ha comprometido a operar el 10% de sus vuelos con SAF para finales de esta década, casi el doble de lo requerido por la Comisión Europea. Este tipo de combustible, considerado una de las soluciones más prometedoras para la descarbonización de la aviación, representa un desafío y una oportunidad para la industria.

El SAF, una solución imprescindible en el sector

Los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) son una alternativa más sostenible al queroseno. Desde su producción hasta su combustión (es decir, durante todo su ciclo de vida), el SAF emite al menos un 75 % menos de CO₂ que el queroseno fósil. La iniciativa ReFuelEU Aviation de la Unión Europea promueve el uso creciente de combustibles de aviación sostenibles (SAF) como la herramienta más eficaz para disminuir las emisiones de CO₂ en la aviación. Esta medida forma parte del paquete Fit for 55, diseñado para alcanzar el objetivo de reducción de emisiones del 55 % para 2030.

Existen dos tipos de SAF que se pueden clasificar en dos grandes categorías, el de origen orgánico y el sintético. Por un lado, el SAF de origen orgánico, se produce a partir de residuos como desechos agrícolas y forestales, aceites usados, plásticos reciclados e incluso materiales como los huesos de aceitunas. Por otro lado, el SAF sintético, considerado la opción más prometedora a largo plazo, se obtiene mediante la combinación de dióxido de carbono capturado directamente de la atmósfera con hidrógeno verde. Este proceso no solo genera un combustible inagotable, sino que también puede eliminar hasta el 100% de las emisiones netas, marcando un antes y un después en la reducción de emisiones del transporte aéreo.

Vueling ha demostrado que la transición hacia la descarbonización del sector no solo es posible, sino que ya es una realidad tangible en su operativa diaria.

Conscientes de la importancia de este avance, Vueling trabaja para impulsar la adopción y el desarrollo de estos combustibles mediante alianzas estratégicas con actores clave del sector. La firma se ha unido al Grupo Industrial Seduco-Wenergy para promover proyectos que fomenten el desarrollo de SAF orgánico avanzado, producido a partir de residuos agrícolas como los purines. También trabaja con empresas como Aeon Blue para producir combustible sintético con agua de mar. Además, colabora con dos de los mayores proveedores energéticos de España, Repsol y Cepsa, así como con la Fundación Greennova, que trabaja en tecnología de captura de dióxido de carbono. También forma parte de iniciativas como la Red de Hidrógeno y el Valle del Hidrógeno en Cataluña, enfocadas en potenciar la producción de hidrógeno verde, un componente esencial en la fabricación de SAF sintético.

Una realidad con mucho potencial, pero con desafíos por superar

A pesar de los avances, los retos para la adopción del SAF siguen siendo significativos. Actualmente, la producción global de este combustible es extremadamente limitada: con las infraestructuras actuales, solo se cubre un 0,5% de la demanda mundial.

La aerolínea ha sido pionera al ofrecer a sus clientes la posibilidad de mitigar su huella de carbono en el momento de la compra de su billete

Este déficit impide que las aerolíneas puedan alcanzar los objetivos de sostenibilidad de forma aislada. Es por ello por lo que se reconoce la necesidad de un esfuerzo conjunto que involucre a todos los actores de la cadena de valor, incluyendo aerolíneas, fabricantes, proveedores de combustible, inversores y legisladores, para crear una cadena de suministro sólida y sostenible.

Además, en España, la producción a gran escala de SAF representa una oportunidad económica sin precedentes. Según un informe de PwC para Vueling e Iberia, la instalación de entre 30 y 40 plantas de producción podría cubrir la demanda nacional y permitir exportaciones significativas. Este desarrollo generaría un impacto económico de 56.000 millones de euros en el PIB y 270.000 nuevos empleos hasta 2050.

Más allá del impacto ambiental, el SAF también puede ser una herramienta clave para garantizar la sostenibilidad del turismo, un sector fundamental para la economía española. Promover su producción no solo impulsa la circularidad en distintos sectores, sino que refuerza el compromiso con un turismo responsable y sostenible. Vueling también trabaja para reducir la estacionalidad del sector mediante la optimización de su flota y la creación de nuevas rutas fuera de temporada alta, contribuyendo al desarrollo económico de las comunidades locales.

Estos avances confirman el potencial transformador del SAF, pero también subrayan la necesidad de superar los desafíos actuales mediante una acción colaborativa y decidida.