Una niña refugiada de solo 6 años ha regalado al president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, un pequeño caballo de peluche violeta como agradecimiento a la acogida que se ha dispensado tanto a ella como a su madre, hermano y dos abuelos en la provincia de Alicante. Este emotivo regalo ha sido entregado al presidente valenciano por la madre de la pequeña, Marharyta Arbelai, de 40 años, quien hasta el comienzo de la invasión rusa era profesora de español e inglés en Kiev y que desde el pasado marzo ejerce de traductora de ucraniano para sus compatriotas refugiados en el centro de acogida abierto por el Gobierno en Alicante, uno de los cuatro operativos en España y desde donde se distribuyen a los recién llegados por todo el país.
Con motivo de las fiestas de Hogueras de San Juan de la ciudad de Alicante, Puig ha visitado este jueves varios monumentos, barracas y racós, entre ellos la hoguera ganadora, de la comisión Florida-Portazgo. Allí, Marharyta le ha dado el caballito violeta y le ha explicado que su hija, Marisa, se lo quería regalar «en agradecimiento porque su mamá tiene trabajo, y todos disponemos de una vivienda, comida y seguridad». En declaraciones a Efe, Marharyta ha explicado que su hija está «muy feliz» y que con el peluche «expresa su sentimiento» por la situación que disfruta en Alicante esta familia que llegó a la Comunitat Valenciana el pasado 5 de marzo y que ha dejado en Kiev al padre. Ese día terminaron su huida desde Ucrania Marharyta, sus padres, ambos de 65 años, y sus dos hijos: Miguel, de 15, y la pequeña Marisa, de 6.
Actualmente, viven con un alquiler económico en una vivienda de la cercana población de San Vicente del Raspeig. Esta mujer ha relatado que su llegada al centro de acogida de ucranianos el pasado marzo coincidió con una visita de Puig a las instalaciones y que, a falta de intérpretes en ese momento, ella se presentó como traductora licenciada y ofreció su ayuda para hacer entender las palabras del president a sus compatriotas. «Al poco me convertí en una de las primeras ucranianas refugiadas en España con un empleo: traductora en el centro de acogida», lo que le permitió «en solo unos días tener un trabajo, una vivienda y», ha recalcado, «una estabilidad».
En ese primer encuentro, Puig regaló a Marisa un juguete (una rana verde) que la niña «usó varias semanas para dormir y que tiene guardada». Por eso, ha proseguido, al saber que hoy volvía a encontrarse con el president, su hija le ha pedido que, «por favor», le sorprendiera con un caballito violeta, que Puig ha llevado en las manos durante toda la mañana en su visita a la ciudad. Además, la niña ha regalado otro caballito parecido de color blanco a la delegada de la Generalitat en la provincia, Antonia Moreno.
Marharyta enseñó desde pequeños a sus hijos inglés y español. Miguel, el mayor, siempre preguntaba «por qué había que aprender español» y que ella respondía: «tú no sabes cuándo te puede ser útil en la vida. Y ahora mi hijo me da las gracias». Tras seguir la comitiva oficial hasta la mascletà de las 14 horas en la alicantina plaza de Los Luceros, Marharyta no ha podido evitar romper en lágrimas durante el estruendoso 'terremoto' final a base de pólvora porque le ha hecho revivir el pánico experimentado en las primeras semanas de la invasión, cuando oían caer las bombas lanzadas por las tropas de Rusia en los refugios antiaéreos.
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