Según ha explicado la familia, en 2008, tras 25 años de la muerte del artista, los derechos derivados de la explotación de la 'Marca España', revertieron en sus herederos y en ese momento pidieron al Gobierno el compromiso permanente de protección del legado de Miró en España para asegurar su «estabilidad financiera».
Tal como pidió el artista cuando creó la marca, los herederos han renunciado a los derechos derivados de su uso para que el Gobierno central pueda proporcionar fondos suficientes para lograr una estabilidad financiera y poder realizar sus funciones culturales a lo largo del tiempo.
Estas fundaciones, explican, no sólo necesitan la obra del artista y el estímulo de éste y de su familia, como lo tienen y lo tendrán, sino también de fondos suficientes para lograr una estabilidad financiera y, así, poder realizar sus funciones culturales a lo largo del tiempo.
Por todo ello, el Estado, consciente de la importancia de la Marca España y de la actividad cultural de las fundaciones, ha devenido en patrono de las tres y se ha comprometido moralmente a su mantenimiento por lo que Joan Punyet Miró, en nombre de los sucesores de Joan Miró, ha procedido a renunciar a dicha reversión, una renuncia que debe hacerse de forma pública para que quede constancia de los esfuerzos que realizan tanto el Estado como los sucesores de Joan Miró para que las fundaciones sigan en activo en bien de la cultura.
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