Millones de estadounidenses acudieron ayer desde temprano a las urnas para elegir al próximo presidente de EE.UU. entre el demócrata Barack Obama, que busca la reelección, y el republicano Mitt Romney, en una jornada que transcurría con relativa normalidad hasta la hora de cerrar edición.
Los centros de votación en los 50 estados de la nación, que tiene seis husos horarios, ya abrieron sus puertas, los últimos en Hawai, y los de la costa Este fueron los primeros en cerrar.
Escuelas públicas, iglesias y centros comunitarios sirvieron de centros de votación para elegir al presidente y para definir, además, la configuración de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado, once puestos de gobernador, decenas de iniciativas ciudadanas y miles de cargos locales y estatales.
Los primeros en emitir su voto fueron los diez habitantes de la diminuta aldea de Dixville Notch, en el estado nororiental de Nuevo Hampshire, un minuto después de la medianoche, y el rápido escrutinio arrojó un empate entre Obama y Romney, tal como señalaban las últimas encuestas para todo el país.
Quizás por eso tanto Obama como Romney rompieron ayer con la tradición de que los candidatos presidenciales toman un descanso y pasan el día con sus familias para esperar los resultados.
Obama visitó una oficina de su campaña en Chicago (Illinois), su ciudad adoptiva, desde donde llamó por teléfono a voluntarios del estado de Wisconsin para agradecerles por "trabajar duro" en su nombre y movilizar a los votantes.
Además, felicitó a Romney por su "enérgica" campaña, aseguró que los seguidores de su rival son "tan comprometidos y entusiastas" como los demócratas y agregó que también están "trabajando duro hoy". "Tenemos confianza en que conseguiremos los votos para ganar", subrayó Obama, quien ya había votado por adelantado en Chicago el pasado 25 de octubre para dedicarse ayer a realizar entrevistas para radio y televisión.
Obama, que jugó al baloncesto con amigos y asesores para relajarse antes del cómputo de votos, almorzó y cenó en su casa junto a su familia y por la noche se desplazó al centro de convenciones McCormick Place de Chicago, donde esperó los resultados de la jornada electoral e iba a pronunciar un discurso para aceptar su triunfo o derrota.
Por su parte, Romney depositó su voto ayer en compañía de su esposa, Ann, en Belmont, un suburbio de Boston (Massachusetts), donde tienen su residencia familiar. El aspirante republicano dijo ayer que siguió con su campaña hasta en la jornada de votación porque no podría imaginarse haber pasado el día "sentado" y que las elecciones se definan finalmente "por unos pocos cientos de votos".
"No puedo imaginar ganar o perder la elección por unos pocos cientos de votos y haber pasado el día sentado", afirmó Romney en una entrevista con una emisora local de Richmond, la capital del estado clave de Virginia.
"Quiero decir, te dices a ti mismo: ¿Por qué no seguir trabajando?", agregó el exgobernador.
En un principio estaba previsto que Romney culminara su campaña el lunes por la noche con el mitin que ofreció en Manchester (Nuevo Hampshire), pero a última hora su equipo anunció que ayer visitaría Cleveland (Ohio) y Pittsburgh (Pensilvania).
Se trata, según su campaña, de visitas "informales" a esos dos estados decisivos en las que Romney está aprovechando para agradecer a los voluntarios republicanos el esfuerzo que están haciendo para animar a los ciudadanos a votar.
Romney coincidió en Cleveland con su "número dos", Paul Ryan, y también con el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, quien hizo una visita no anunciada a Ohio antes de volar a Chicago para reunirse con el mandatario Barack Obama, que aspira a un segundo mandato.
De Cleveland el candidato partió hacia Pittsburgh para hacer un último esfuerzo en Pensilvania, un estado de tradición demócrata pero en el que los republicanos han ganado terreno, mientras que Ryan estará esta tarde en Richmond (Virginia).
El exgobernador se embarcó en su última gira de campaña tras votar temprano junto a su esposa, Ann, en Belmont, cerca de su casa en Boston (Massachusetts).
Allí dijo a los periodistas que se siente muy optimista acerca de los resultados de estas elecciones y cuando en broma le preguntaron por quién había votado, Romney respondió: "Creo que ustedes lo saben".
Romney regresó a última hora de la tarde a Boston para esperar allí los resultados de la jornada electoral en EE.UU. El viaje, anunciado el lunes, se produce después de una agotadora víspera de la jornada electoral que llevó a Romney a Florida, Virginia, Ohio y Nuevo Hampshire, cuatro de los nueve estados "bisagra" que podrían determinar el ganador.
El voto hispano pudo ser una de las claves del resultado final que hoy ya se conocerá.
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