Granja de aves. Un granjero de Schleiden muestra un huevo a una gallina - Reuters

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La contaminación por dioxinas a través de piensos animales, que ha obligado al cierre de 4.700 granjas en Alemania, alcanza ya a varios países europeos, entre ellos el Reino Unido, Holanda y Eslovaquia, mientras la Comisión Europea estudia medidas para evitar las grasas no comestibles en los alimentos.

El Ministerio alemán de Agricultura informó de que ya son 4.700 las explotaciones avícolas y porcinas clausuradas por alimentar a sus animales con piensos contaminados con dioxinas.

Las fuentes destacaron que en la mayoría de los casos se trata de granjas porcinas, a las que se ha prohibido sacrificar a los animales y comercializar su carne hasta que se certifique que su consumo resulta absolutamente inocuo.

La gran mayoría de las granjas, 4.468 del total, se encuentran ubicadas en el norteño estado federado de Baja Sajonia, que adquirieron piensos contaminados originalmente por el fabricante Harles & Jentzsch, el cual utilizó presumiblemente aceites industriales no destinados al consumo animal o humano.

El Ministerio de Agricultura del estado de Schleswig Holstein (norte de Alemania) detalló los resultados de los análisis adelantados el jueves y precisó que las grasas usadas por esta empresa tenían en nueve de cada diez casos una proporción de hasta 78 veces el nivel permitido.

El Ministerio de Agricultura local aseguró que los productos de Harles & Jentzsch contenían ya en marzo de 2010 elevadas proporciones de dioxina, superiores a las permitidas, aunque la empresa no hizo públicos los análisis.

Los productos de otra fábrica en Bösel (Baja Sajonia), asociada a Harles & Jentzsch, también mostrarían niveles superiores de dioxina a los tolerados.

El presidente de la federación alemana de Agricultores y Ganaderos, Gerd Sonnleitner, ha cifrado entre 40 y 60 millones de euros las pérdidas semanales de los ganaderos afectados por el cierre de sus factorías.

El problema no se circunscribe a Alemania y, así, en Holanda y el Reino Unido los huevos procedentes de animales alimentados con piensos contaminados con dioxinas en ese país podrían haber sido utilizados para la elaboración de distintos productos.

En el caso británico se habrían usado para fabricar pasteles y quiches que se vendieron en supermercados, según la BBC.

Las autoridades holandesas comunicaron a Bruselas esta semana la detección de toxinas en dos partidas de unos 130.000 huevos en diciembre, que se usaron para la elaboración de otros productos, explicó el portavoz comunitario de Sanidad, Frédéric Vincent.