La reunión entre el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, concluyó ayer con un acuerdo para acelerar la fusión de las cajas de ahorro y reformar su legislación, pero no limó sus principales diferencias en torno a la reducción del déficit y la reforma laboral. Tras más de dos horas y cuarto de entrevista en el Palacio de la Moncloa, ambos comparecieron de forma sucesiva ante los periodistas para presentar el acuerdo sobre las cajas y mostrar su apoyo firme al préstamo a Grecia.
Rajoy aprovechó su inusual presencia en la Moncloa para defender su "alternativa" y subrayar que "está dispuesto a asumir el reto" de gobernar "cuando los españoles decidan".
Zapatero prefirió poner en valor los acuerdos, que suponen cerrar en tres meses una reforma de la ley de cajas y concluir antes del 30 de junio el proceso de fusiones de estas entidades (que afectará a un tercio de las cajas).
La futura ley dotará de derechos políticos a las cuotas participativas, valores similares a las acciones que pueden emitir las cajas y cotizar como una vía para reforzar capital.
Para Zapatero, la reestructuración de las cajas será clave para garantizar su solvencia y recuperar la confianza en la economía española.
Insistió en la fortaleza del sistema financiero y, convencido de que hay "datos sólidos" que indican el inicio del crecimiento económico, se ofreció a suministrar información periódica al Parlamento sobre el cumplimiento de los objetivos de reducción de déficit. Según explicó, la principal diferencia con Rajoy en este tema no es el compromiso de situar el déficit en el 3 por ciento en 2013, sino cómo hacerlo, ya que el Gobierno cree que la reducción drástica que propone el PP pondría en riesgo la recuperación económica. "Quien está equivocado es el PP", recalcó Zapatero, que añadió que el desacuerdo sobre la reforma laboral es si hacerla por decreto o con el acuerdo de sindicatos y empresarios.
Estimó que no son "discrepancias desgarradoras" e insistió en el valor de los acuerdos alcanzados en "dos grandes temas" -las cajas y Grecia-, por lo que calificó la reunión de "útil y positiva" y el resultado de "bastante satisfactorio".
Rajoy, aunque también ha valorado los pactos, recalcó la necesidad de que el Gobierno ponga ya en marcha un plan "coherente" y "global" que impulse reformas estructurales y permita reducir el déficit público, modificar el mercado laboral y reestructurar el modelo bancario. A su juicio, los acuerdos en este último punto siguen las premisas del programa del PP, que ha elogiado porque no es fruto de la "improvisación", sino de la "coherencia".
Reprochó así que el Ejecutivo no haya impulsado antes las fusiones de las cajas, aunque Zapatero le recordó después que se necesita del concurso de los responsables de las entidades y de los gobiernos autonómicos, que son de diferentes colores políticos.
Rajoy contrapuso el programa "claro y entendible" del PP, que "si se aplicara, ayudaría al país", con las medidas "aisladas e inconexas" del Gobierno y hizo hincapié en que colaborará con el Ejecutivo siempre que éste use el modelo de los populares.
A su juicio, la reunión de ayer tuvo lugar lugar tras "dos años perdidos", "un tiempo precioso" que hay que recuperar desde ya. "La etapa de vacilaciones y de medias tintas se acabó, y no podemos estar pendiente por tiempo inmemorial de hacer la reforma laboral o de situar la reducción del déficit en 2013", sintetizó. El respaldo de Rajoy al préstamo de casi 9.800 millones a Grecia ya era conocido, pero Zapatero se lo volvió a agradecer.
Mañana los líderes del Eurogrupo se reunirán en Bruselas para ratificar definitivamente el respaldo a Atenas y Zapatero instó a todos a presentarse "como una piña" en defensa del euro, del proyecto europeo y de la fortaleza de la moneda única.
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