El deshielo global, el alarmante declive de nuestras reservas de agua: «Es cuestión de supervivencia»

La inminente extinción glaciar y su impacto en economías y ecosistemas, alerta la ONU

Fotografía fechada el 1 de diciembre de 2024 cedida por Greenpeace que muestra glaciares en la provincia de San Juan. Los glaciares en Argentina están en retroceso y bajo la amenaza de decenas de proyectos mineros, mientras que la protección de los campos de hielo se ve afectada por presupuestos y recursos humanos insuficientes. | MARTIN KATZ

TW
2

En las últimas décadas, la desaparición acelerada de glaciares se ha convertido en un tema que demanda atención global, y la reciente advertencia de Naciones Unidas ha puesto en el centro del debate la estabilidad planetaria. Desde 1975, los glaciares han visto reducida su masa en 9 billones de toneladas, un volumen tan colosal que imagina un bloque del tamaño de Alemania sesgado por 25 metros. Lamentablemente, gran parte de esta pérdida se ha registrado en los primeros años del siglo XXI.

El 2024 fue el año más cálido registrado, causando la fusión de 450.000 toneladas de hielo, un hito que se ubicó como el cuarto peor desde que existen registros. En términos porcentuales, la pérdida del 5% de la masa glaciar total en lo que va de siglo es preocupante. Sin embargo, en regiones como Europa Central, esta cifra asciende dramáticamente al 40%, manifestando las desigualdades geográficas de este fenómeno.

Los Alpes ejemplifican la magnitud de esta crisis: entre 2022 y 2023, un 10% de su hielo se fundió. Según Michael Zemp, director del Servicio Mundial de Monitoreo de los Glaciares, si las condiciones actuales persisten, muchos glaciares se desvanecerán antes de que el siglo concluya, afectando no solo a Europa, sino también a Norteamérica, el Cáucaso y Nueva Zelanda.

Glaciares: un legado en extinción

El destino de estos ecosistemas fríos parece inevitable en ciertos países. En Venezuela y Eslovenia, la desaparición de sus glaciares más altos en 2023, como es el caso del Pico Bolívar y el Monte Triglav, subraya los desafíos. Reconociendo la gravedad, la Asamblea General de la ONU proclamó 2025 como el Año para la Conservación de los Glaciares, conmemorando el 21 de marzo como el Día Mundial de los Glaciares para reflejar la urgencia de un equilibrio natural.

La Organización Meteorológica Mundial ha identificado el deshielo glaciar como el segundo mayor impulsor del aumento del nivel del mar, tras el calentamiento de los océanos. Desde 2000 hasta la fecha, ha contribuido con un alarmante incremento de 18 milímetros en el nivel de los océanos. Esta elevación podría poner en riesgo entre 200.000 y 300.000 personas adicionales a amenazas de inundaciones cada milímetro que se añada.

En una rueda de prensa, Stefan Uhlenbrook de la OMM enfatizó la rigidez de las leyes físicas: el punto de fusión del hielo no es negociable, lo que lleva a dramáticas consecuencias si no se actúa. Este deshielo amenaza la seguridad hídrica de millones en Asia, especialmente en la región del Himalaya-Hindú Kush, complicando la economía global interconectada.

Necesidad mundial de conservación

En un mensaje contundente, Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, aprovechó la sensibilización del primer Día Mundial sobre los Glaciares para subrayar que su conservación va más allá de la ecología o la economía: es una cuestión existencial. Como español, reconozco que, aunque estemos lejos de los glaciares, sus repercusiones nos cruzarán en una malla global de interdependencias.

La aceleración del derretimiento de los glaciares, agravada por el cambio climático, representa una amenaza significativa para la estabilidad global, impactando ecosistemas, economías y poblaciones.