La explosión tuvo lugar en una casa residencial en Al Nairab, en el este de Idlib, y provocó la muerte de siete personas hasta el momento, entre ellas dos mujeres y dos niños, aseguraron el Observatorio Sirio de Derechos Humanos y el grupo de rescatistas Cascos Blancos.
Indicaron que hasta el momento la cifra es preliminar y el número de víctimas podría aumentar. Hasta el momento se desconocen los motivos de la explosión de estos remanentes, que eran almacenados por el dueño de la casa que trabajaba vendiéndolos como chatarra.
Los rescatistas buscan debajo de los escombros a tres desaparecidos, señaló a EFE un voluntario de los cascos blancos de Siria, Maan Twami, que está participando en las labores de rescate, y apuntó que han encontrado munición sin detonar en el lugar de la explosión.
Siria sigue sembrada de minas antipersona y otros artefactos sin detonar y los niños son a menudo las víctimas de sus explosiones, advirtió el mes pasado Unicef. Además, en los últimos nueve años de un conflicto que ha durado casi 14 se reportaron al menos 422.000 accidentes con minas antipersona y otros artefactos explosivos, y se calcula que la mitad de ellos provocaron víctimas entre menores de edad.
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